Fuentes de la India revelan que los compromisos de entrega por parte de Rusia de los dos sistemas de misiles antiaéreos SA-21 Growler, previstos inicialmente para 2024, se han retrasado considerablemente.
Ahora se espera que estas unidades, que forman parte del sistema de defensa S-400 Triumph, lleguen a suelo indio en el tercer trimestre de 2026, entre los meses de julio y septiembre. El retraso en el cumplimiento del calendario de producción se atribuye a la guerra en curso entre Rusia y Ucrania, aunque Moscú no ha emitido ningún comentario oficial al respecto.
La última actualización relativa a la adquisición india de las unidades S-400 se remonta a octubre del año pasado, momento en el que empezaron a circular por cuentas rusas de Telegram varias imágenes que mostraban el transporte de lanzadores 51P6A, componentes cruciales del arsenal S-400.
Esas imágenes, que captaban los lanzadores preparados para proyectiles 9M96E, generaron especulaciones sobre si correspondían a pedidos finales de la India, cuya finalización estaba prevista para finales de 2024. Según las observaciones del fotógrafo, los sistemas vistos en suelo ruso avanzaban hacia la fase final de producción, pendientes de ensamblaje y posteriores evaluaciones de calidad antes de su envío a la India.
Un detalle que destaca en las fotografías es la particularidad del camuflaje de los sistemas, que los distingue claramente de los patrones tradicionales rusos y muestra una afinidad por los tonos desérticos, similares a los utilizados por el arsenal de misiles de la India. A pesar de ello, ni la India ni Rusia han confirmado oficialmente estas especulaciones.
Retrospectivamente, en octubre de 2018, la India cimentó un acuerdo con Rusia para el suministro de cinco unidades del sistema antimisiles S-400 Triumf, un movimiento estratégico que subraya la profundización de la relación de defensa entre ambas naciones. Este sistema, aclamado por su capacidad para neutralizar amenazas aéreas, incluidos misiles balísticos y aviones de tecnología furtiva, representa un componente esencial para reforzar las capacidades de defensa aérea de la India.
El retraso de los sistemas S-400 afecta a las estrategias de defensa de la India
El acuerdo entre India y Rusia, valorado en 5.430 millones de dólares, marcó un hito en la consolidación de su asociación estratégica, reflejando el compromiso de India con el fortalecimiento de sus capacidades de defensa. Sin embargo, este acuerdo va más allá de la mera adquisición de sistemas antiaéreos y se enmarca en una visión más amplia de autosuficiencia defensiva promovida por la iniciativa “Make in India”. Esta estrategia aboga por el desarrollo y la producción local de armamento, minimizando la dependencia del exterior.
En este contexto de búsqueda de independencia militar, India se centra en el desarrollo de un sucesor nacional del sistema S-400. Este proyecto prevé la creación de un sistema de defensa aérea propio que integrará tres variantes de misiles para interceptación a diferentes distancias, con un alcance máximo de aproximadamente 400 kilómetros.
El retraso en la entrega de los dos últimos sistemas S-400 Triumf, ahora aplazada hasta 2026, representa un escollo para la infraestructura de defensa india, que ya había integrado parcialmente este sistema en su estrategia de defensa. La modificación en el calendario de entregas, especialmente la reprogramación de la cuarta y quinta unidades, desarticula los planes de defensa aérea de la India, sumándose a los retos previos que ya habían retrasado la incorporación de la cuarta unidad.
Este contexto podría, paradójicamente, servir de catalizador para la industria de defensa india. Ante los retos impuestos por la guerra en curso y las limitaciones de la producción nacional, se está animando a la nación a acelerar el desarrollo de sus capacidades de fabricación militar.
Este impulso abarca no solo el proyecto del sistema de defensa aérea autóctono, sino también la adquisición y fabricación de componentes críticos para plataformas clave como los helicópteros Mi-17, los cazas MiG-29 y Su-30 SMI, así como los aviones de transporte y reabastecimiento An-32, L-76 e Il-78. La situación actual, aunque difícil, ofrece una oportunidad única para reafirmar el compromiso de la India con la autosuficiencia y la innovación en el ámbito de la defensa.
Los problemas de entrega podrían catalizar la transferencia de tecnología a la India
Consciente de los retos que plantean los retrasos en las entregas procedentes de Rusia, Nueva Delhi ha expresado su preocupación por la recepción tardía de componentes críticos, especialmente los relativos a los sistemas de aviación de origen ruso. Esta preocupación culminó en febrero de 2023, cuando India optó por reubicar cerca de 600 piezas críticas, todas ellas destinadas a sistemas de aviación rusos, en un gesto que denota la seriedad con la que está abordando la cuestión.
En esta coyuntura, la Transferencia de Tecnología (ToT) surge como un posible rayo de esperanza, ofreciendo a India la oportunidad de transmutar circunstancias adversas en ventajas estratégicas, al tiempo que proporciona un valioso apoyo a Rusia. En concreto, el aplazamiento de la entrega de los sistemas S-400, prevista ahora para los próximos dos años, podría abrir la puerta a un acuerdo significativo de transferencia de tecnología desde Moscú, que facilite la fabricación local en India de componentes y subsistemas críticos.
Esta especulación no es nueva; ya en 2018, bajo un contexto político diferente, circulaban rumores sobre el interés de la India en adquirir no solo cinco, sino hasta diez sistemas S-400. Un pedido de tal magnitud colocaría a Rusia ante un reto logístico considerable, al tener que destinar una parte importante de su producción a la India, cuyas fuerzas armadas mantienen estándares operativos y técnicos alineados con el legado militar soviético.
La posibilidad de estrechar la colaboración en este ámbito se insinuó en 2019, cuando Sergey Chemezov, CEO de Rostech, indicó que se estaban manteniendo conversaciones para ubicar la producción del S-400 en suelo indio.
“Sí, estamos discutiendo la localización [de la producción del S-400] también con la India”, dijo Chemezov durante una entrevista con la emisora RBK. Un compromiso de este calibre no solo intensificaría la cooperación tecnológica entre ambos países, sino que también podría despertar la inquietud de actores globales como Washington, ante el fortalecimiento de la autonomía defensiva y tecnológica de la India.
S-400 Triumf: Un pilar de la defensa antiaérea con tecnología punta
Rusia presume del S-400 Triumf como epítome de sus capacidades de defensa antiaérea, un sistema fruto del ingenio de la Oficina Central de Diseño Almaz. Este completo sistema incluye un núcleo de mando y control, un radar de detección de amenazas aéreas y unidades lanzamisiles. Tiene la capacidad de discernir objetivos a una distancia de hasta 600 kilómetros y neutralizar amenazas a 400 kilómetros, pudiendo gestionar hasta 36 objetivos simultáneamente, lo que evidencia su robusta capacidad defensiva.
El S-400 destaca por su arsenal de cuatro tipos de misiles, cada uno diseñado para rendir de forma óptima en rangos y escenarios específicos, desde el misil de largo alcance 40N6, capaz de atacar objetivos hasta 400 kilómetros, hasta el de corto alcance 9M96E2, eficaz hasta 120 kilómetros.
Este sistema funciona mediante un procedimiento de tres fases que incluye la identificación, el seguimiento y la neutralización de la amenaza aérea. En primer lugar, el radar detecta el objetivo y transfiere la información al centro de mando, donde se evalúa la amenaza. Si se confirma, se lanzan misiles hacia el objetivo identificado.
La configuración física del S-400 varía en función de sus componentes, con los tubos de misiles extendiéndose unos 7,5 metros y los vehículos radar superando los 10 metros. Esta versatilidad estructural confiere al sistema una adaptabilidad excepcional a diferentes entornos y situaciones, garantizando una defensa aérea adaptable y robusta.
La amalgama de características avanzadas y flexibilidad operativa del S-400 subraya su posición como uno de los sistemas de defensa aérea más avanzados del mundo, consolidando su valor como activo crucial en la estrategia de defensa aérea contemporánea.