El desarrollo del avión de combate Su-75 Checkmate enfrenta serias dificultades debido al conflicto en Ucrania, lo que reduce significativamente la probabilidad de que este ambicioso proyecto vea la luz en un futuro cercano. Aunque Rusia ha manifestado su intención de avanzar en la construcción de prototipos, la información disponible al respecto es limitada y a menudo proviene de aficionados más que de fuentes oficiales.
Una de las grandes incógnitas que persisten es si el Su-75 será realmente un avión furtivo. Las declaraciones provenientes tanto del fabricante, Rostec, como del Ministerio de Defensa ruso han sido inconsistentes, generando dudas sobre las capacidades reales del avión. Según Stavros Atlamazoglou, periodista especializado en defensa y seguridad nacional, estas contradicciones reflejan una falta de claridad en la dirección del proyecto.
Algunos informes sugieren que el Su-75 deberá operar fuera del alcance de las defensas aéreas enemigas, lo que implicaría que no contará con características furtivas. Por otro lado, hay quienes aseguran que sí se tratará de un caza furtivo. Pese a que los medios estatales rusos a menudo describen al Su-75 como un avión de tecnología furtiva, varios expertos opinan que este término podría estar siendo utilizado de manera exagerada en este contexto. Las comparaciones con aviones de cuarta generación que incluyen mejoras furtivas mínimas, pero no cumplen con los estándares de sigilo de la quinta generación, como el F-22, son frecuentes.
Además, aumenta la preocupación sobre si la industria de defensa rusa será capaz de cumplir con las promesas tecnológicas avanzadas. Las sanciones económicas y la escasez de componentes clave han alimentado el escepticismo respecto a la capacidad del Su-75 para convertirse en un avión verdaderamente furtivo.
Hace unos dos años, Alex Hollings ofreció un análisis detallado del diseño del Su-75, destacando que no parece ser un avión furtivo en el sentido estricto. Según Hollings, aunque el Su-75 incorpora algunas características de sigilo, como las bahías internas de armas y materiales que absorben el radar, carece de la integración total de estas tecnologías, algo que sí se observa en aviones como el F-22 Raptor.
Hollings explicó que el sigilo en los cazas de quinta generación no se logra simplemente agregando características furtivas, sino que debe estar integrado en todo el diseño desde el inicio. En cambio, el Su-75 parece haber sido diseñado con un enfoque en la rentabilidad y el potencial de exportación, lo que podría comprometer su eficacia furtiva en comparación con los aviones occidentales.
El programa Su-75 también enfrenta otro desafío considerable: los retrasos en su desarrollo. La falta de vuelos de prueba y los contratiempos continuos han incrementado el escepticismo sobre la viabilidad del proyecto. A pesar de ser presentado como una alternativa más económica a los cazas furtivos occidentales como el F-35, las capacidades prácticas del Su-75 aún no han sido demostradas, y sus características furtivas permanecen, en gran medida, como una teoría.
Además, se plantea la cuestión del desarrollo general de la tecnología furtiva en Rusia. Aunque los medios rusos suelen describir al Su-57 Felon como un caza furtivo, este se encuentra claramente rezagado en comparación con los cazas de quinta generación occidentales y, en algunos aspectos, incluso frente a modelos más antiguos como el F-18 o el Rafale. La sección transversal del radar (RCS), que mide la detectabilidad de un avión, proporciona una perspectiva comparativa.
Por ejemplo, el F-22 Raptor tiene un RCS estimado de 0,0001 a 0,0005 m², comparable al tamaño de una canica, lo que lo convierte en uno de los aviones menos detectables en la actualidad. El F-35, con un RCS de 0,001 a 0,005 m², se asemeja al tamaño de una pelota de golf. Aunque su RCS es ligeramente mayor que el del F-22, sigue siendo extremadamente bajo y contribuye a su capacidad furtiva. En cambio, el Su-57 Felon presenta un RCS que oscila entre 0,1 y 1 m², similar al tamaño de un pájaro o un pequeño avión de combate, lo que sugiere una menor capacidad de sigilo, influenciada por elementos de diseño como las turbinas expuestas y otras concesiones estructurales.
Con base en los datos disponibles, es difícil afirmar que la tecnología furtiva rusa esté a la par de la estadounidense. Si no se logran reducir significativamente estos parámetros, el Su-75 no podrá competir como un avión furtivo bajo los estándares tecnológicos actuales.
En la actualidad, el programa Su-75 Checkmate está paralizado por los altos costos y las restricciones financieras. Aunque Rostec anunció en noviembre que la producción del Su-75 comenzaría pronto, la guerra en Ucrania ha captado la atención total de Moscú y una parte significativa de su presupuesto de defensa, lo que ha provocado un aumento adicional en los costos del proyecto.