El Su-75 “Checkmate”, presentado con pompa en el MAKS 2021 bajo la atenta mirada de Vladimir Putin, se promocionó como un competidor de bajo costo frente a gigantes aeronáuticos como el F-35 Lightning II, el JAS-39 Gripen y la copia barata china Shengyang FC-31. Este anuncio, enmarcado en la grandilocuencia típica de los eventos de defensa rusos, se ha desvanecido en el aire más delgado que el que surcan estos cazas.
Su-75: Una lista de deseos irrealizables
El Kremlin, en una muestra de ambición desmedida, prometió la producción de unos 300 Su-75 en quince años. Sin embargo, esta cifra parece más un delirio de grandeza que un plan factible, especialmente considerando los retrasos sufridos por las sanciones internacionales. La ironía de que Rusia se enfrentara a un “jaque mate” en su propio programa no puede ser más palpable.
En un intento desesperado por mantener a flote el proyecto, Moscú buscó colaboración en Aero India 2023, pero la respuesta de India fue, en el mejor de los casos, tibia. Los intentos de alianza con los Emiratos Árabes Unidos corrieron una suerte similar. Estos fracasos diplomáticos no hacen, sino, subrayar la fragilidad y la falta de atractivo del programa Su-75 en el escenario internacional.
El Su-75, un derivado del Su-57, alardea de incorporar tecnología de punta, incluyendo sistemas de inteligencia artificial y una arquitectura abierta diseñada para atraer a potenciales clientes. Su capacidad de transportar una carga útil significativa y atacar múltiples objetivos simultáneamente suena impresionante en papel, pero en la práctica, es poco más que una lista de deseos sin cumplir.
Diseño del Su-75: Una representación material de la indefinición
A nivel de diseño, el Su-75 pretende encajar en la categoría de cazas de quinta generación, con características como entradas supersónicas sin desviador y revestimiento absorbente de radar. Sin embargo, las modificaciones realizadas desde la presentación del prototipo, como los cambios en los flaperones y en las alas, sugieren una falta de claridad y coherencia en su desarrollo. Estas alteraciones, lejos de acelerar el progreso del Checkmate, podrían ser síntomas de una profunda incertidumbre y desorientación técnica.
El Su-75 “Checkmate” parece ser más una fantasía de ingeniería que una realidad tangible. Su desarrollo ha estado plagado de contratiempos, falta de interés internacional y alteraciones de diseño que sugieren una falta de visión clara. En lugar de ser un jugador clave en el mercado de cazas de exportación, el Su-75 corre el riesgo de convertirse en un mero espejismo en el terreno de la innovación aeronáutica.
El cuento de hadas de Sukhoi, en el que se prometía un Su-75 “Checkmate” transformado en tres variantes —monoplaza, biplaza y una versión no tripulada— suena a una novela de ciencia ficción más que a un plan de desarrollo aeronáutico coherente. Yury Slyusar, de la United Aircraft Corporation, en su intento por mantener viva la ilusión, declaró en el Ejército 2022 que ya se trabajaba en una versión no tripulada del Checkmate desde las primeras fases de diseño. Sin embargo, este optimismo parece más bien un intento de disfrazar la cruda realidad de un proyecto que se tambalea en el borde de la viabilidad.
Su-75: El proyecto ruso que no pasa de ser una maqueta
El anuncio de Rostec sobre la construcción de cuatro prototipos y las pruebas programadas para 2024 no hace más que agregar una capa más de duda sobre la verdadera capacidad de Rusia para llevar a cabo tales planes. Las palabras de John V. Parachini, investigador principal de defensa internacional, resuenan con una claridad devastadora: el Su-75 es vaporware, un producto más de marketing que de ingeniería militar tangible.
La iniciativa de promoción del Su-75, incluyendo frascos de perfume y juegos de ajedrez temáticos, no es más que una distracción de la realidad. Este tipo de artificios de marketing, lejos de despertar interés genuino en el avión, solo resaltan la ausencia de un producto real y funcional. ¿Qué tiene que ver un perfume con la eficacia de un caza táctico? Es una táctica de distracción que no logra ocultar las deficiencias del proyecto.
La falta de pedidos acumulados para este supuesto caza de bajo precio es otra señal reveladora. Un avión que se presenta como una solución accesible y eficaz debería, en teoría, generar un interés considerable en el mercado internacional. Sin embargo, la ausencia de una demanda significativa sugiere que el Su-75 no cumple con las expectativas creadas por su exagerada publicidad.
Su-75: Un intento fallido de relaciones públicas
Finalmente, la incapacidad de Rusia para producir su muy alabado Su-57 para sus propias fuerzas armadas plantea una pregunta crítica: ¿Cómo se puede esperar que el Checkmate, un proyecto aún más ambicioso y plagado de incertidumbres, llegue a materializarse para clientes de exportación? El Su-75, hasta ahora, parece ser el más reciente ejemplo de vaporware militar, un sueño irrealizable en el panorama actual de la defensa aérea. La retórica y los trucos de marketing no pueden compensar las deficiencias fundamentales en diseño, desarrollo y producción. En resumen, el Su-75 “Checkmate” parece ser más una fantasía de relaciones públicas que una realidad tangible en el mundo de la aviación de combate.
El Su-75 “Checkmate” fue presentado como un competidor de bajo costo frente a cazas destacados como el F-35 Lightning II. Buscaba destacarse en el mercado por su eficiencia y tecnología avanzada, aunque estas metas se han visto desafiadas por diversos contratiempos y una recepción tibia en el mercado internacional.
Las sanciones internacionales han causado retrasos significativos en el desarrollo del Su-75, alejando la posibilidad de alcanzar la ambiciosa meta de producir 300 unidades en quince años. Estas sanciones han sido un factor clave en los desafíos que enfrenta el proyecto.
La respuesta internacional al Su-75 ha sido en general tibia. Los intentos de Rusia por formar alianzas, como en Aero India 2023 y con los Emiratos Árabes Unidos, no han tenido éxito, reflejando la falta de atractivo del programa en el escenario global.
A pesar de sus promesas de tecnología avanzada, el Su-75 ha mostrado una lista de características impresionantes solo en teoría. Las modificaciones en su diseño sugieren una falta de claridad y coherencia en su desarrollo, lo que pone en duda su viabilidad y eficacia.
La estrategia de marketing del Su-75, que incluye productos como perfumes y juegos de ajedrez, parece ser más una distracción que una representación de la eficacia del caza. Estas tácticas resaltan la ausencia de un producto real y funcional, sugiriendo que el proyecto es más una fantasía de relaciones públicas que una realidad tangible en la aviación de combate.