Hace un año, el gobierno suizo seleccionó el Lockheed Martin F-35A Lightning II -la variante de despegue y aterrizaje convencional del programa de alta capacidad Joint Strike Fighter de quinta generación- como el nuevo avión de combate de primera línea para su fuerza aérea. La decisión de adoptar el caza furtivo polivalente y para todo tipo de condiciones meteorológicas tiene sentido, ya que la industria suiza ya participa en la producción de la aeronave, con seis proveedores que suministran componentes para el avión.
Sin embargo, una coalición de grupos políticos de izquierdas se ha ido formando dentro de la nación, históricamente neutral, y ahora pretende dar marcha atrás en la adquisición de los 36 aviones previstos. Liderada por el Grupo por una Suiza sin Ejército (GSoA), la alianza -que también incluye al Partido Verde Suizo y al Partido Socialdemócrata de la nación alpina- ha logrado aparentemente reunir las 100.000 firmas necesarias para desencadenar un nuevo referéndum sobre la compra del F-35A.
A pesar de ello, el gobierno suizo ha intentado seguir adelante con el acuerdo de 5.500 millones de dólares y firmar el contrato a finales de mayo. El miércoles, el Departamento Federal de Defensa, Protección Civil y Deporte de Berna anunció que seguiría adelante con la adquisición del F-35 Joint Strike Fighter, independientemente de las iniciativas públicas para desencadenar un referéndum que podría haberla detenido, informó Aviation Week.
Apoyo de los votantes en el pasado
En septiembre de 2020, los votantes suizos habían aprobado el gasto de 6.000 millones de francos suizos (6.400 millones de dólares) para reemplazar la envejecida flota de aviones F-5 Tigers y F/A-18 Hornet de la Fuerza Aérea suiza para 2030. Los legisladores de Berna parecían haber llegado a un acuerdo con Lockheed Martin para suministrar 36 aviones F-35A por algo más de 5.000 millones de francos suizos. Incluso advirtieron el mes pasado que no estaba claro que la compra pudiera llevarse a cabo en las mismas condiciones si había que renegociar el acuerdo una vez que la oferta expirara el año próximo.
La iniciativa “Stop the F-35” sigue intentando evitar que se firme el acuerdo.
“Debido a los costes desorbitados del F-35, las consecuencias para la política exterior y los numerosos defectos de este avión de combate, este debate es necesario y urgente”, declaró el mes pasado Marionna Schlatter, del partido de los Verdes y miembro de Stop-35, en un comunicado.
Avanzar
La invasión no provocada de Ucrania por parte de Rusia, que siguió a las medidas de otros países europeos para aumentar el gasto en defensa, ha impulsado al órgano de gobierno suizo a avanzar más rápido de lo que algunos en el país, históricamente neutral, se han sentido cómodos. Varios grupos de izquierda han intentado forzar otra votación.
Los opositores a la decisión de comprar el F-35 han afirmado que el avión de combate furtivo de quinta generación no es adecuado para las necesidades militares de Suiza, y además han sugerido que el gobierno ha subestimado los costes de mantenimiento y operación del Lightning II. Sin embargo, sus partidarios han destacado las capacidades del F-35, así como el hecho de que proporcionará una mayor interoperabilidad con muchas otras naciones que han adoptado -o adoptarán- el avión de Lockheed Martin.
Aunque el gobierno ha dicho que seguirá adelante con la adquisición hasta que se seque la tinta, sigue sin estar claro si Suiza se convertirá realmente en un futuro operador del Lightning II.