El Sukhoi Su-33, una vez símbolo del poderío soviético, hoy es testigo del descuido y falta de actualización.
El Sukhoi Su-33: un avance naval soviético que no logró superar al Su-27
Durante la era soviética, el Sukhoi Su-33 fue diseñado con la ambición de dominar los mares. Este caza, una variante del Su-27 “Flanker”, estaba destinado a operar en portaaviones, representando un avance significativo en la aviación naval soviética. Sin embargo, la caída de la URSS y la falta de recursos financieros y tecnológicos lo convirtieron en una sombra de lo que se había proyectado.
A pesar de contar con modificaciones importantes como alas plegables y un tren de aterrizaje reforzado, el Su-33 nunca logró superar a su predecesor, el Su-27. Las mejoras teóricas del Su-33, aunque significativas en teoría, no fueron suficientes en la práctica. Las modificaciones estructurales no pudieron compensar la falta de innovación en aviónica y sistemas de combate electrónico, lo que hizo que su armamento, aunque diverso, quedara obsoleto frente a las tecnologías modernas.
Lo que alguna vez fue un avance en la aviación naval, ahora es un testimonio de la falta de visión a largo plazo y de una estrategia de defensa que no se ha adaptado a las realidades actuales. El empeño del Kremlin en mantener operativo el Su-33 refleja una estrategia defensiva desfasada y desconectada de las necesidades actuales de la aviación militar.
La falta de inversión en innovación limita al Sukhoi Su-33
Aunque el Su-33 tenía el potencial de ser un caza formidable, su capacidad se vio truncada por decisiones erróneas y la falta de inversión en innovación, resultando en un avión ineficaz y obsoleto que debería desempeñar un papel menos prominente en la fuerza aérea rusa. La insistencia en mantener el Su-33 en servicio es un ejercicio inútil, aferrándose a un pasado que no tiene cabida en el presente.
La aviación moderna exige innovación y adaptabilidad, cualidades que el Su-33 carece gravemente. Su notoriedad ha sido reforzada por fallos catastróficos, como el accidente de 2016 en el portaaviones Almirante Kuznetsov debido a cables de detención defectuosos, un problema que también se evidenció con el accidente de un MiG-29K semanas antes en circunstancias similares.
El reemplazo del Su-33 por el MiG-29K destaca el fracaso del primero en adaptarse a las exigencias de la guerra moderna. El MiG-29K, con un mejor perfil de ataque terrestre y municiones más avanzadas, ha demostrado ser una opción más viable.
El intento fallido de exportación y la superioridad del Shenyang J-15
Sin embargo, los intentos de Moscú por exportar estos cazas obsoletos, como lo muestra el fallido acuerdo con China, subrayan aún más su obsolescencia. China no solo replicó la tecnología del Su-33, sino que la mejoró, resultando en el Shenyang J-15, que supera al original en eficiencia y adaptabilidad.
El sombrío historial y la pésima operatividad del Su-33 lo convierten en un candidato para una jubilación anticipada. Apegándose irracionalmente al pasado, Moscú debería desguazar los Flanker-D restantes, cerrando así un capítulo de ineficiencia y obsolescencia en la aviación militar rusa.
Modernizar la fuerza aérea rusa requiere dejar atrás reliquias como el Su-33 y avanzar hacia soluciones más innovadoras y adecuadas a los desafíos actuales.