A finales de 2022, la Marina de Ucrania implementó sus primeras unidades de vehículos de superficie no tripulados, conocidas como embarcaciones teledirigidas. En un acontecimiento sin precedentes, en octubre del mismo año, una flotilla de drones marinos denominados “Sea Baby” de 18 pies, equipados con explosivos y manejados vía satélite, lanzaron un ataque sorpresa contra el anclaje de la Flota Rusa del Mar Negro en Sebastopol, ubicado en la zona sur ocupada de Ucrania. Sin embargo, este asalto inicial no logró infligir daños significativos.
Durante casi un año, los especialistas ucranianos dedicaron esfuerzos intensivos en perfeccionar tanto el diseño de estas embarcaciones como las estrategias de operación. Fruto de esta labor, comenzaron a registrar éxitos tangibles en sus operaciones ofensivas.
La operación nocturna contra el Caesar Kunikov, un buque de desembarco de la clase Ropucha perteneciente a la Flota del Mar Negro, frente a las costas de Crimea, es testimonio de las tácticas refinadas. Un analista marítimo, que escribe en línea bajo el seudónimo @FouthTimeLucky, desglosó meticulosamente la secuencia del ataque.
Un “Sea Baby”, portando 400 libras de explosivos, se dirigió hacia el Kunikov, de 369 pies de eslora —uno de los aproximadamente ocho o nueve buques de desembarco que sirven para abastecer a las fuerzas rusas en el sur de Ucrania— abordándolo por el costado de estribor.
Simultáneamente, un segundo dron marino avanzó por babor, mientras un tercer vehículo teledirigido permanecía en retaguardia, permitiendo a sus controladores supervisar el asalto mediante cámaras de infrarrojos.
La eficacia de los “Sea Babies” se ve reforzada por su bajo perfil, difícilmente detectables por radar, sensores infrarrojos, o incluso visualmente, y se presume que producen poco ruido. La Marina de Ucrania prefiere ejecutar estas operaciones bajo el manto de la noche, aprovechando la disminución de la vigilancia en las tripulaciones rusas.
Tácticas nocturnas y ataques furtivos: Una nueva era en la guerra naval
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Las grabaciones que capturaron el ataque al Kunikov la noche del miércoles revelan la presencia de al menos un marinero ruso en cubierta, quien no logró detectar a los drones agresores a tiempo.
El primer “Sea Baby” alcanzó el Kunikov por el costado de estribor, impactando cerca del área que alberga su maquinaria principal. La detonación provocó una explosión que emitió llamas a través de las ventilaciones y chimeneas del buque.
Este golpe fue potencialmente devastador, ya que el agua invadió los compartimientos de maquinaria, extendiéndose posteriormente hacia la amplia bodega de vehículos del buque de desembarco. Un segundo impacto por babor consolidó la suerte del Kunikov, así como la de la mayoría de su tripulación, compuesta por aproximadamente 80 marineros.
Aunque había al menos un tercer “Sea Baby” en el grupo de ataque, su intervención se volvió redundante. El Kunikov comenzó a inclinarse y finalmente se hundió. Con el amanecer, unidades navales y aéreas de la Flota del Mar Negro se movilizaron para inspeccionar los despojos del siniestro y, se presume, buscar sobrevivientes.
Desde sus primeras incursiones en agosto, los “Sea Babies” ucranianos han logrado hundir dos buques de la clase Ropucha, incluyendo el Kunikov, y una corbeta de la clase Tarantul, incrementando la lista de pérdidas navales rusas ante una armada ucraniana que, a pesar de no contar con grandes buques de guerra, ha demostrado una notable eficacia en su estrategia marítima.