El 4 de agosto de 2025, el Ejército de Taiwán incorporó el primer lote de sistemas de municiones merodeadoras Altius-600M, enviados por Estados Unidos. Un día después, el ministro de Defensa, Nacional, Chiu Kuo-cheng, sostuvo un encuentro en Taipéi con Palmer Luckey, fundador de Anduril Industries, empresa fabricante de los drones, acompañado por altos mandos del Ejército y funcionarios del Ministerio de Defensa.
Durante la reunión se intercambiaron artículos conmemorativos y se examinó el cumplimiento de la entrega. Chiu agradeció tanto al equipo estadounidense como al personal local por haber concluido el proyecto en un año, tras su inicio en 2024. Indicó que los nuevos sistemas proporcionan una capacidad de combate inmediata y refuerzan tanto la defensa como el ataque terrestre. Ese mismo día, Luckey ofreció una conferencia en el ministerio de Defensa sobre innovación tecnológica militar ante personal militar y funcionarios.
El Altius-600M deriva del UAV Altius-600, diseñado originalmente por Area-I y actualmente producido por Anduril. Su diseño modular y multimisión integra un fuselaje de 12 kilogramos capaz de cargar entre tres y siete libras. El sistema alcanza hasta 400 kilómetros de alcance con una autonomía de cuatro horas. Se lanza desde diversas plataformas, como vehículos terrestres, helicópteros UH-60, aviones C-130, drones de ala fija como el XQ-58A y buques de guerra. Su compatibilidad con lanzadores neumáticos y tubos comunes permite una amplia flexibilidad operativa.
欧洲国防工业报道,Anduril已向台湾交付了第一批 Altius 巡飞弹(自杀无人机).这次交付正公司创始人帕尔默·拉奇访台期间。与通常需要数年时间的外国军事销售项目不同,这次Anduril公司在六个月内完成了此次交付
— 极光 (@Aurora107E) August 6, 2025
PS:Altius-600M自杀无人机,射程444公里续航4小时。可攻击解放军水面目标和内陆目标 pic.twitter.com/jNwQJawPPr
Esta variante, a diferencia de la base reutilizable, se fabrica para misiones unidireccionales y detona al impactar. Puede equiparse con cargas ISR, módulos de guerra electrónica, señuelos de RF, retransmisores de comunicaciones y ojivas cinéticas. El sistema de control Lattice de Anduril permite a un solo operador manejar múltiples drones a la vez, operando en red y ejecutando ataques coordinados. Las unidades pueden programarse para identificar amenazas y realizar ataques automatizados tras la detección de señales radar o visuales.
Palmer Luckey explicó que esta tecnología permite operar a distancia de zonas hostiles sin perder capacidad de ataque de precisión. El Ejército de EE. UU. ha probado la plataforma Altius bajo el programa Air-Launched Effects (ALE). En una demostración, un solo operador dirigió 28 drones en cuatro oleadas, identificando blancos y simulando ataques de forma simultánea, incluso con helicópteros AH-64 Apache.
El ministerio de Defensa Nacional señaló que la entrega del Altius-600M forma parte de un plan para integrar capacidades asimétricas dentro de la arquitectura defensiva. Chiu destacó que el equipo de Innovación de Defensa estudia la aplicación directa de estas tecnologías al campo de batalla. Según afirmó. También instó a abandonar esquemas tradicionales y adoptar modelos centrados en plataformas autónomas y letalidad distribuida.
Taiwán ha complementado esta adquisición con 685 drones Switchblade 300 como parte de un paquete militar estadounidense valorado en $360 millones. El inventario total de drones de ataque del país se aproxima a las 1.000 unidades. Estas plataformas permiten ejecutar ataques atritables durante un conflicto de alta intensidad. Estrategas estadounidenses consideran que los drones contribuirán a establecer una capa de negación en el estrecho de Taiwán, con el objetivo de obstaculizar invasiones hasta que las fuerzas aliadas se movilicen.
El concepto estratégico, promovido por el Comando Indo-Pacífico de EE. UU., contempla el despliegue masivo de drones para frenar asaltos anfibios o aéreos. Esta red de combate incluirá drones kamikaze, embarcaciones autónomas y nodos de guerra electrónica. Según funcionarios, la falta de una adquisición en volumen suficiente disminuiría el poder disuasivo y permitiría al adversario superar rápidamente las defensas taiwanesas.
Paralelamente, Taiwán amplía su industria local de vehículos aéreos no tripulados. La munición merodeadora Chien Hsiang, orientada a atacar emisores de radar, se encuentra en fase de producción en serie con un alcance de hasta 1.000 kilómetros y una velocidad de 185 kilómetros por hora. El objetivo es fabricar 48 unidades al año, con una producción acumulada cercana a 150 en 2025. También se han desarrollado drones FPV kamikaze como el Overkill, elaborado por Thunder Tiger y el NCSIST con software de ataque impulsado por IA. Las pruebas finalizaron a mediados de 2025 y se han autorizado licencias para hasta 25.000 unidades.
Los drones taiwaneses buscan llegar a mercados del sudeste asiático que evitan componentes de origen chino. Sin embargo, la producción nacional no supera las 10.000 unidades anuales, lejos del objetivo de 180.000 para 2028. Las causas incluyen altos costos, baja demanda interna y limitadas exportaciones. Ningún fabricante taiwanés aparece en la Lista Azul del Departamento de Defensa de EE. UU., lo que agrava la incertidumbre comercial.
En julio de 2025, la Oficina de Armamento de Defensa emitió una licitación por 48.750 drones nacionales, con entregas previstas para 2026 y 2027, y un valor total de $1.4 mil millones. Esta cifra multiplica por más de catorce la adquisición registrada en 2023. Los modelos incluyen multirrotores VTOL, drones de ala fija con más de dos horas de autonomía y unidades desechables para ataques terrestres y navales. La meta es ampliar rápidamente la flota no tripulada para operaciones ofensivas y defensivas.
No obstante, persisten limitaciones estructurales. Taiwán no produce semiconductores específicos para drones y depende de chips de propósito general importados, más costosos que sus equivalentes chinos. La incertidumbre en las adquisiciones nacionales, sumada a la exclusión del mercado estadounidense, obstaculiza la expansión industrial. Analistas advierten que, si no se refuerzan la producción y los canales de exportación, Taiwán seguirá dependiendo de proveedores externos en escenarios de conflicto.