El Arjun, plagado de fallos técnicos y dependencia de importaciones, refleja las dificultades de India en lograr autonomía militar.
El escenario geopolítico actual pone a prueba la fortaleza de las capacidades de defensa de India, especialmente frente a las crecientes tensiones con sus vecinos, China y Pakistán. Este escenario ha llevado a una inspección detallada de su arsenal terrestre, centrando la atención en su columna vertebral de vehículos blindados: los tanques de batalla principales (MBT).
India se encuentra en una encrucijada militar, confiando en los veteranos tanques T-72 de procedencia soviética, mientras enfrenta desafíos en la producción del Arjun, su propio tanque de tercera generación. El Arjun, concebido con componentes nacionales, ha experimentado obstáculos tanto logísticos como de diseño, resultando en la inoperatividad de una fracción significativa de la flota.
Esta situación ha reavivado el interés en los MBT como pilares de la guerra convencional, especialmente tras observar el papel determinante que han jugado en la guerra ucraniana. Esta realidad ha impulsado a varias naciones a reevaluar sus dotaciones de blindaje, llevando a India a reconsiderar los tanques T-90 rusos para suplir las falencias del Arjun.
Frente a la renovada presión por las tensiones con China y Pakistán, Nueva Delhi revisa sus capacidades bélicas con un enfoque crítico en sus tanques de batalla principales. India ha dependido históricamente de la tecnología soviética, enfrentándose al reto de desarrollar y producir un modelo nacional competitivo, como lo es el Arjun.
El papel del tanque de combate en la guerra contemporánea
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La invasión rusa de Ucrania ha catalizado un intenso debate sobre la relevancia del tanque de combate en los conflictos modernos. La ofensiva rusa ha desplegado una considerable cantidad de tanques, muchos de los cuales son vestigios de la era soviética y han tenido dificultades para imponerse ante la resistencia ucraniana.
En respuesta, Ucrania ha recurrido a tanques y vehículos blindados de fabricación occidental, demostrando la persistente dependencia de ambos bandos en los MBT, lo que ha motivado a las naciones a auditar y revalorizar sus arsenales de tanques.
Al igual que Rusia, India se apoya en tecnología de tanques soviéticos, comandando una flota de aproximadamente 2,000 tanques T-72 importados durante los años ochenta. A pesar de confiar en una flota de tanques soviéticos envejecida, India ha emprendido un ambicioso proyecto nacional para desarrollar un MBT propio, aunque este esfuerzo ha enfrentado numerosos obstáculos.
“Durante más de cinco décadas”, según Maya Carlin, “India ha batallado por forjar su propio MBT nacional: el Arjun”.
Los problemas subyacentes de este esfuerzo se deben a “una serie de contratiempos logísticos y falencias de diseño, que han llevado al Arjun a enfrentar severas dificultades técnicas, dejando inoperativa más del setenta y cinco por ciento de estas unidades”.
El Arjun: ambiciones y desafíos en el desarrollo del MBT indio
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El carro de combate principal Arjun, de tercera generación, es el fruto de los esfuerzos de la Organización de Investigación y Desarrollo de Defensa (DRDO) de la India, específicamente del Establecimiento de Investigación y Desarrollo de Vehículos de Combate (CVRDE).
Nombrado en honor a Arjuna, el legendario príncipe arquero del Mahabharata, este MBT simboliza el espíritu de valentía y pericia en el campo de batalla.
Armado con un arsenal formidable, el Arjun incorpora un cañón principal estriado de 120 mm capaz de disparar munición de sabot de descarte estabilizada por aletas (APFSDS) de producción nacional.
Además, está equipado con una ametralladora coaxial PLT de 7,62 mm y una ametralladora antiaérea NSVT de 12,7 mm. Propulsado por un motor diésel multicombustible MTU, el Arjun dispone de una potencia de 1,400 caballos, alcanzando velocidades de hasta 25 millas por hora.
Operado por una tripulación de cuatro miembros —comandante, artillero, cargador y conductor—, este tanque fue diseñado para dominar los campos de batalla con su superioridad tecnológica y táctica.
Desde su concepción, el proyecto Arjun aspiraba a maximizar la integración de componentes nacionales, desafiando a los ingenieros a desarrollar desde cero aspectos cruciales como el casco, el blindaje, la torreta y el sistema de suspensión.
Sin embargo, las industrias de defensa indias enfrentaron dificultades insuperables en el desarrollo de tecnologías de punta para blindados, lo que se saldó con retrasos significativos y la necesidad de importar aproximadamente el 25-30% de sus componentes.
Finalmente, tras décadas de desarrollo, en 2009 el Arjun fue declarado apto para la producción en masa, y el Ejército de la India adquirió 124 unidades, a pesar de identificar varias deficiencias técnicas importantes en las fases de prueba. La decisión de adquisición, sin embargo, no cumplió con las expectativas.
“En seis años”, reveló Maya Carlin, “el Ejército indio descubrió que casi tres cuartas partes de su flota de Arjuns estaban inoperativos debido a fallos técnicos”, lo que evidenció las ambiciosas, pero problemáticas aspiraciones del programa.
Esta situación llevó a India a un punto de partida, incrementando su dependencia de tecnología extranjera al encargar cientos de tanques T-90 de fabricación rusa, en un intento por superar los obstáculos encontrados en el camino hacia la autosuficiencia militar.Principio del formulario