A principios de este mes, Richard Thomas, editor de defensa y transporte de la empresa internacional de análisis GlobalData, sugirió que el Reino Unido podría tener que reconsiderar qué activos necesita para el futuro, dado que la guerra en Ucrania está “destrozando” las doctrinas del dominio aéreo.
Eso podría incluir el programa Tempest, el esfuerzo liderado por el Reino Unido para desarrollar un futuro avión de combate de sexta generación que sustituirá gradualmente al envejecido Eurofighter Typhoon en el papel de defensa aérea de la Real Fuerza Aérea, y cuya entrada en servicio está prevista para mediados de la década de 2030.
En su artículo para Airforce-Technology, Thomas, que citó a Justin Bronk, investigador principal de poder aéreo y tecnología en el Royal United Services Institute (RUSI), señaló que el Reino Unido podría no disponer de los fondos necesarios para el desarrollo de una plataforma tan avanzada como el Tempest.
Esto se debería en parte al hecho de que no se beneficiaría del número de posibles socios internacionales como el Typhoon, o quizás el Lockheed Martin F-35, que ha sido adoptado por aliados y socios de todo el mundo.
Presentado en 2018
El Tempest fue presentado por primera vez por el Ministerio de Defensa británico hace cuatro años, en julio de 2018, y en ese momento el gobierno británico anunció que gastaría 2.000 millones de libras esterlinas para desarrollar la aeronave entre entonces y 2025.
El programa se había iniciado por primera vez en 2015, pero no fue hasta tres años más tarde cuando se presentó oficialmente en el Salón Aeronáutico Internacional de Farnborough. Una serie de presentaciones en la reciente feria Equipo de Defensa y Seguridad Internacional (DSEI) de Londres puso de manifiesto los avances que se han realizado con el Tempest.
Los principales socios del programa, entre los que se encuentran BAE Systems, Leonardo, MBDA, Rolls-Royce y Saab, estarán unidos a la cadena de suministro más amplia gracias a la amplia tecnología de sistemas abiertos de información y redes. Esto permitirá a los distintos equipos compartir modelos de diseño y desarrollo. Más de 2.000 trabajadores de unas 300 empresas o instituciones participan actualmente en el desarrollo del avión.

Objetivos ambiciosos
El año pasado, el Tempest, que forma parte del programa Sistema de Combate Aéreo del Futuro (FCAS), entró en la “fase de concepto y evaluación”, con un contrato por valor de unos 250 millones de libras (340 millones de dólares) para el contratista principal, BAE Systems. El objetivo del programa ha sido entregar un sistema capaz, flexible y asequible para mediados de la década de 2030, proporcionando beneficios militares, económicos e industriales al Reino Unido, así como a sus socios internacionales del programa, entre ellos Suecia, Italia y Japón.
El programa Tempest se ha fijado el objetivo de entrar en servicio a mediados de la década de 2030, pero puede que no sea sólo una carrera contra el reloj. Al Reino Unido le gustaría que más socios internacionales se unieran a los esfuerzos del FCAS, pero actualmente, Francia, Alemania y España están trabajando en su propio Sistema Aéreo de Combate del Futuro (FCAS). Al parecer, los principales contratistas del “Euro-FCAS” son Airbus Defence and Space (Alemania y España) y Dassault (Francia). MTU (Alemania), Safran (Francia) e ITP (España) forman el equipo de motores.
Estos programas FCAST, que compiten entre sí, están trabajando en el desarrollo de un caza de combate de sexta generación que podría superar las capacidades de los aviones de combate más avanzados del mundo, como el F-35, el F-22, el J-20 y el Su-57. Sin duda, el coste seguirá siendo un problema para el Reino Unido y sus socios.