Pronto, el ejército ucraniano lanzará una contraofensiva a gran escala. ¿El objetivo? Hacer retroceder a las fuerzas rusas en el campo de batalla y obligar al Presidente ruso Vladimir Putin a reconsiderar la viabilidad de su “operación militar especial”.
Kiev ha empezado a recibir un gran número de sistemas de armamento clave de Occidente. Pero harán falta más para que Ucrania prevalezca.
Sistemas de armas occidentales y guerra de armas combinadas
Una de las principales consideraciones de los dirigentes ucranianos es la incorporación de nuevos sistemas de armamento al ejército ucraniano. Varios países se han comprometido a enviar a Ucrania una serie de importantes sistemas de armamento.
Polonia, Alemania, Noruega, Finlandia y otros países están enviando carros de combate Leopard 2; el Reino Unido está enviando carros de combate Challenger 2; Estados Unidos está enviando carros de combate M1A1 SA Abrams, vehículos de combate de infantería M2 Bradley y vehículos blindados de transporte de tropas M1126 Stryker.
Pero los nuevos sistemas de armas occidentales por sí solos no ganarán la guerra a los ucranianos.
Las armas son sólo una parte de la ecuación
Sin duda, sistemas de armas como el Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad M142 (HIMARS), el Sistema de Cohetes de Lanzamiento Múltiple M270 (MLRS), el obús M-777 de 155 mm, el arma antitanque FGM-148 Javelin, el obús autopropulsado Caesar de 155 mm y el Arma Ligera Antitanque de Nueva Generación (NLAW), entre otros sistemas, han ayudado a Ucrania a detener el avance ruso y liberar grandes franjas de territorio.
Pero, al fin y al cabo, los sistemas de armas son sólo una parte de la ecuación. Un buen plan, la sorpresa mediante el engaño, un mando y control flexibles, una logística fiable y reservas también son importantes para que una operación ofensiva a gran escala tenga éxito.
Pero en la contraofensiva que se avecina, la clave estará en la capacidad del ejército ucraniano para llevar a cabo operaciones de armas combinadas -incorporando e integrando diferentes armas, como artillería, tanques, infantería mecanizada, fuegos de largo alcance y potencia aérea-.
Durante casi seis meses, las fuerzas rusas han estado atrincherándose y creando vastas líneas defensivas en todo el campo de batalla, especialmente en el sur y el este. Si estas fortificaciones se defienden razonablemente bien, el ejército ucraniano tendrá un duro trabajo para romperlas sin un enfoque de armas combinadas.
¿Qué le espera a Ucrania?
¿Podría la contraofensiva ucraniana poner fin a la guerra? Depende. Si los militares ucranianos consiguen infligir duros golpes a las fuerzas rusas y amenazan la península de Crimea, el Kremlin podría verse obligado a negociar.
Pero para que Putin acuda a la mesa de negociaciones, los ucranianos tendrán que lograr una serie de victorias sobre el terreno. El líder ruso está comprometido con esta guerra, y no hay oposición -al menos todavía- desde dentro de Rusia. Sólo si ve que una catástrofe militar es inminente, Putin estará dispuesto a negociar. E incluso entonces, una paz negociada podría no ser realista.
Un acuerdo es inalcanzable
“La retórica y las acciones [de Putin], así como sus patrones pasados”, sugieren que podría seguir luchando incluso en ausencia de cualquier progreso sobre el terreno, evaluó el Instituto para el Estudio de la Guerra en una reciente actualización operativa de la guerra.
“Por tanto, un acuerdo negociado puede ser inalcanzable porque Putin no aceptará la realidad de que no puede conquistar Ucrania”, añadió el think tank con sede en Washington.
Pero, aunque Ucrania no consiga obligar a los dirigentes rusos a sentarse a la mesa de negociaciones con la próxima contraofensiva, sí puede conseguir algo: Ucrania necesita victorias convincentes que obliguen a sus socios occidentales a continuar con su apoyo financiero y militar salvador.