El 22 de julio de 2025, el portaaviones USS Carl Vinson (CVN 70), de la clase Nimitz de la Marina de los Estados Unidos, efectuó operaciones aéreas de alta intensidad en el mar de Filipinas. La cubierta albergó vuelos de cazas furtivos F-35C Lightning II y aviones polivalentes F/A-18F Super Hornet. Como buque insignia del Grupo de Ataque de Portaaviones ONE, el Carl Vinson opera bajo el mando de la Séptima Flota en el marco de una misión de presencia prolongada en la región del Indo-Pacífico.
Estas actividades aéreas contribuyen a preservar la preparación de combate de la aviación embarcada. Las tripulaciones de vuelo refuerzan sus capacidades para ejecutar lanzamientos y recuperaciones en condiciones marítimas complejas, mientras que el personal de cubierta optimiza el manejo operativo de despegues y aterrizajes. Las maniobras con aeronaves de diferentes generaciones permiten validar perfiles tácticos y entrenamientos para misiones de vigilancia, guerra electrónica, interdicción marítima y dominio aéreo.
El Ala Aérea Embarcada 2 opera actualmente desde el Carl Vinson, con una combinación de plataformas orientadas a operaciones marítimas distribuidas. La dotación incluye F-35C del Escuadrón VFA-147, F/A-18F Super Hornet, EA-18G Growler para guerra electrónica, E-2D Advanced Hawkeye para comando y control aerotransportado, así como helicópteros MH-60R/S Seahawks destinados a guerra antisubmarina, ataque de superficie y tareas logísticas.
El Grupo de Ataque de Portaaviones ONE, dirigido desde el Carl Vinson, incorpora un conjunto de unidades diseñadas para ejecutar operaciones navales sostenidas. Aparte del portaaviones, la agrupación suele incluir un crucero lanzamisiles de clase Ticonderoga, destructores clase Arleigh Burke y un buque de apoyo logístico de alta velocidad. Esta composición permite cubrir funciones de ataque de precisión, defensa antiaérea y antimisil, guerra antisubmarina y control de áreas marítimas en entornos operacionales disputados.
Las operaciones del grupo en el mar de Filipinas contribuyen a disuadir actividades agresivas en zonas sensibles de la región y mantienen los compromisos con aliados como Japón, Corea del Sur y Filipinas. Esta área resulta estratégica para las rutas comerciales del Indo-Pacífico y representa un núcleo de disputas marítimas activas. Las acciones emprendidas reafirman la libertad de navegación ante reclamos territoriales expansivos y la creciente militarización regional.
Mediante el empleo simultáneo de aeronaves furtivas y plataformas convencionales, el Carl Vinson pone en práctica una configuración modernizada de ala aérea embarcada. La incorporación del F-35C permite ampliar la conciencia situacional y conectar unidades conjuntas, mientras que el F/A-18F aporta versatilidad táctica.
Las actividades del 22 de julio constituyen una muestra adicional de la capacidad de la Marina estadounidense para mantener operaciones aéreas de proyección regional desde el mar. El despliegue del Carl Vinson y su grupo de ataque refuerza la postura militar de Estados Unidos en el Indo-Pacífico y apoya la estabilidad regional mediante presencia continua y cooperación con naciones aliadas.