En diciembre, un avión espacial no tripulado regresó a la Tierra tras 908 días en órbita. El X-37B fue desarrollado por la empresa Boeing para la NASA y actualmente está operado por la Fuerza Espacial.
Aunque la misión del avión espacial sigue siendo secreta, ha volado más de mil millones de millas, sirviendo de plataforma de pruebas para nuevos experimentos y tecnologías.
Diseño y desarrollo del avión espacial
El X-37B se construyó a partir de las lecciones aprendidas del programa del transbordador espacial. Con 29 pies de largo, aproximadamente una cuarta parte del tamaño del transbordador espacial, este avión espacial utiliza una aerodinámica de cuerpo elevador similar para lograr una reutilización total.
Desarrollado inicialmente para la NASA con el fin de probar los perfiles de aproximación y aterrizaje de los aviones espaciales, el Departamento de Defensa se hizo cargo del proyecto en 2004. Aunque el objetivo de la NASA de crear un vehículo orbital nunca llegó a cumplirse, el X-37B ha demostrado ser un gran éxito como vehículo espacial robótico.
Aunque el Programa del Transbordador Espacial proporcionó el impulso inicial para desarrollar el X-37B, la mayor parte de sus tecnologías proceden del X-37A. Este fue el vehículo de aproximación y aterrizaje de la NASA utilizado en pruebas de caída atmosférica desde el puerto espacial de Mojave y el aeropuerto regional de Palmdale.
Allí realizó ocho vuelos.
Como su función principal era probar las capacidades de planeo y aterrizaje, carecía de sistema de propulsión y se basaba en el White Knight de Scaled Composites para descender desde gran altura.
La versión actual del X-37B incorpora numerosos avances tecnológicos, como controles de vuelo electromecánicos, que eliminan la necesidad de sistemas hidráulicos inflamables, aviónica avanzada para automatizar el aterrizaje y la puesta fuera de órbita, una estructura ligera de materiales compuestos y nuevos materiales diseñados para mejorar la resistencia al calor.
Lo que sabemos del servicio del X-37B en el Ejército del Aire
Desde que pasó a manos del Ejército del Aire, el X-37B ha volado en seis misiones, denominadas OTV-1 a -6.
Aunque el propósito de cada misión ha sido un secreto muy bien guardado, las Fuerzas Aéreas han dicho que han aprendido valiosas lecciones sobre la tecnología de los aviones espaciales reutilizables.
Además, en cada misión se han llevado a cabo experimentos de organizaciones como el Laboratorio de Investigación Naval y la NASA, que van desde el aprovechamiento de la energía de las microondas hasta la determinación de la eficacia de distintos materiales de blindaje contra la radiación.
Cada misión ha tenido también una duración superior a la de su predecesora. La última misión, la OTV-1, duró 224 días, mientras que la OTV-6 alcanzó la impresionante cifra de 908 días, 21 horas y 8 minutos. En la OTV-6, el X-37B incorporó un anillo de módulo de servicio acoplado a la parte trasera del vehículo, lo que aumentó el número de experimentos que podía realizar.
Aunque tuvo que desprenderse del anillo para salir de órbita y volver a entrar en la atmósfera de forma segura, esto representa otro paso adelante en capacidad.
Además, desplegó el FalconSat-8, un pequeño satélite que contenía experimentos diseñados por cadetes de la Academia de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos.
China y Rusia creen que el X-37B es un bombardero
Los detalles secretos del X-37B han llevado a los adversarios de Estados Unidos a calificarlo de “estrella de la muerte” armamentística. El director general de una empresa rusa de tecnología de defensa llegó a afirmar que el avión espacial podía transportar hasta tres cabezas nucleares”. Aunque estas grandiosas afirmaciones carecen de fundamento, el X-37B está mejorando indudablemente las capacidades de la Fuerza Espacial estadounidense.