El presidente Zelensky desmiente la idea de que Rusia está ganando la guerra y destaca las pérdidas de Moscú en el campo de batalla.
La inquebrantable postura de Zelensky frente a aliados y adversidades
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, muestra una notable transformación en su actitud, desprovista de la ligereza y humor previos, palpable en sus recientes interacciones con medios como The Economist. Su descontento no surge de los avances de sus oponentes, sino de la inestabilidad en el apoyo de algunos aliados y la desvinculación entre ciertos sectores de la población ucraniana. Esta modificación en su comportamiento parece ser una consecuencia directa de las presiones bélicas, un año de noticias adversas y el fracaso de una ofensiva prometedora en 2023.
Tras la invasión rusa el 24 de febrero de 2022, Zelensky captó la atención mundial mediante un mensaje conciso, “Estamos aquí”, transmitido desde Kiev. Sin embargo, a pesar de la persistencia de su gobierno en la capital y las continuas agresiones rusas sobre Kiev, Dnipro, Kharkiv, Odessa, entre otras, la narrativa global ha variado. El cansancio se ha instalado en Ucrania, y la percepción de una posible victoria de Vladimir Putin empieza a surgir en Occidente. La asistencia a Ucrania se ha tornado un asunto de negociación política tanto en Estados Unidos como en Europa.
Zelensky critica esta pérdida de urgencia en Occidente y la disminución de la percepción de amenaza entre los ucranianos. Busca reactivar estos sentimientos, insistiendo en que la noción de un Putin victorioso es meramente una “sensación”. Remarca los logros militares de Ucrania, como la liberación del bloqueo ruso en el Mar Negro y la creación de nuevas rutas para el transporte de granos, destacando la importancia estratégica de estos avances.
La lucha de Zelensky contra el fatalismo y la importancia del apoyo occidental
Ante una guerra que se ha transformado en una contienda de recursos, Zelensky es consciente de que la percepción de una victoria inalcanzable para Ucrania podría desembocar en una disminución del apoyo económico y militar necesario para triunfar. El fatalismo se vislumbra como un riesgo significativo, capaz de convertirse en una profecía autocumplida. Esta situación coloca al presidente ucraniano ante un desafío monumental, en un contexto donde los intereses políticos internos en Estados Unidos y Europa se desplazan hacia otros asuntos, particularmente en un año electoral.
El argumento central de Zelensky se centra en la defensa de Europa frente a la agresión rusa, sosteniendo que el apoyo a Ucrania es, en esencia, una protección para el propio continente europeo. Advierte sobre las consecuencias de permitir a Rusia avanzar, no solo para Ucrania, sino para el conjunto de naciones europeas y sus valores democráticos. Zelensky describe a Putin como un depredador que percibe y explota la debilidad, enfatizando la necesidad de una respuesta firme y unida por parte de Occidente.
La firmeza de Zelensky en su lucha por la defensa integral de Europa
Con una postura resuelta, Zelensky subraya la necesidad de un compromiso más robusto por parte de Europa y Estados Unidos en el conflicto. Su argumentación, enfatizada por gestos contundentes en su sala de situación, refleja la urgencia de una defensa colectiva contra la agresión rusa. Zelensky insta a los países europeos a ejercer presión sobre Estados Unidos para fortalecer el apoyo a Ucrania, no solo como un acto de solidaridad, sino como una medida de autoprotección frente a la creciente amenaza rusa, incluso para aquellos países que no formaron parte de la URSS.
Ante la sugerencia de negociaciones, Zelensky se muestra escéptico sobre las intenciones de Rusia y recalca la continua agresión en distintas ciudades ucranianas. Refiriéndose a Rusia como un «país terrorista», enfatiza la falta de esfuerzos significativos hacia la paz por parte rusa y critica cualquier interpretación de una pausa en el conflicto como una señal de justicia, atribuyéndola, en cambio, a una necesidad táctica de reagrupación de fuerzas por parte de Rusia.
Zelensky mantiene la discreción sobre los objetivos específicos de Ucrania para 2024, aunque señala la importancia estratégica de Crimea y el Mar Negro en el conflicto. La operación para aislar Crimea y mermar las capacidades militares rusas en la región es descrita como crucial. Destaca los éxitos de Ucrania en la península y las pérdidas significativas sufridas por la flota rusa en el Mar Negro, resaltando la importancia de este teatro de operaciones tanto para la estrategia militar como para la propaganda del Kremlin.
La dependencia de Ucrania en la ayuda occidental y sus objetivos tácticos
Zelensky hace hincapié en la importancia crítica del apoyo militar occidental para el éxito de las operaciones ucranianas, particularmente en la solicitud del misil de crucero Taurus, un armamento alemán de alto valor táctico. La potencial utilización de este misil para atacar objetivos estratégicos como el puente de Kerch, vital para la logística rusa en Crimea, es un elemento clave en la estrategia ucraniana para aislar la península y socavar la posición militar rusa.
En lo que respecta a los objetivos en el este y el sur de Ucrania, Zelensky se muestra menos explícito. Mantiene su ambición estratégica de restaurar las fronteras originales de Ucrania, pero evita establecer plazos o hacer promesas concretas sobre la recuperación territorial para el próximo año. Su enfoque inmediato se centra en la defensa de las ciudades clave del este y del sur, como Kharkiv, Dnipro, Zaporizhzhia, Kherson y Mykolaiv, así como en la protección de las infraestructuras críticas del país. Esta estrategia subraya la complejidad y la naturaleza multifacética del conflicto, y la continua necesidad de un apoyo internacional decidido y consistente.
Zelensky frente a las expectativas y la realidad del conflicto ucraniano
Las altas expectativas generadas por Zelensky, respecto a la contraofensiva de 2023, resultaron en una percepción de fracaso, exacerbada por las declaraciones del comandante de las fuerzas ucranianas, Valery Zaluzhny, en una entrevista con The Economist. Este escenario ha llevado a Zelensky a reformular su mensaje, reconociendo la necesidad de una mayor movilización interna en Ucrania, además del apoyo occidental. Esta nueva postura se refleja en su discurso de Año Nuevo, notablemente más sobrio y realista en comparación con el año anterior.
Zelensky hace hincapié en la importancia de fortalecer la producción armamentística ucraniana, solicitando al gobierno de Estados Unidos licencias para la producción local de un amplio rango de armamento, desde sistemas de artillería y misiles hasta defensas antiaéreas. Esta iniciativa forma parte de un plan de contingencia en caso de que el apoyo militar occidental no cumpla con las expectativas o necesidades de Ucrania.
El presidente ucraniano también aborda la disminución en la movilización de la sociedad ucraniana y global comparada con el inicio del conflicto. Subraya la necesidad de un cambio en esta tendencia, incluso considerando medidas impopulares como la reducción de la edad de movilización y la limitación de exenciones. Zelensky enfatiza que la movilización no es solo un asunto de enviar soldados al frente, sino un compromiso integral de toda la sociedad ucraniana.
La vitalidad de Zelensky y la decisión de seguir adelante en la guerra
A pesar de haber perdido algo de su vitalidad juvenil tras casi dos años de guerra, Zelensky se mantiene firme en su convicción de que Ucrania no puede retroceder en su lucha contra Rusia. Insiste en que la prioridad de los ucranianos debe ser la defensa y recuperación de su territorio, sugiriendo que cualquier desviación hacia la política interna requeriría cambios sustanciales, como elecciones y reformas constitucionales, pero a expensas de los esfuerzos militares.
En este punto crucial, Zelensky se enfrenta al desafío de reavivar la convicción y el compromiso, tanto dentro de Ucrania como entre sus aliados occidentales. Su habilidad como comunicador, que fue clave en el inicio del conflicto, se pone a prueba una vez más para persuadir al mundo de la importancia y la necesidad de un apoyo continuo y robusto a la causa ucraniana. La pregunta que persiste es si el presidente ucraniano podrá mantener y fortalecer esta determinación en medio de las complejidades y desafíos del conflicto prolongado.