Los refugiados palestinos son una población escurridiza, pero que se pierdan 285.535 en un país pequeño como el Líbano debería levantar algunas sospechas.
La delegación libanesa de la UNRWA [la agencia de la ONU para los refugiados palestinos] informa en su web de que tienen bajo su protección a 449.957 refugiados, repartidos en doce campos; pero una encuesta de la Administración Central de Estadísticas del Líbano y de la Oficina Central de Estadísticas palestina solo pudo encontrar a 174.535. El Gobierno libanés dijo que los otros “se marcharon”. De acuerdo, quizá lo hicieron: el Gobierno libanés los ha constreñido brutalmente, así que tendría sentido. Lo que NO tiene sentido, entonces, es que la ONU dé a la UNRWA un presupuesto para atender a casi medio millón de personas cuando en realidad son muchas menos de 250.000. ¿Quién está pagando y quién se está llevando el dinero?
Nosotros y ellos, respectivamente.
En la web de la UNRWA se muestra un presupuesto de 2.410 millones de dólares para los años fiscales de 2016 y 2017. EEUU aporta más de 300 millones anuales, alrededor de una cuarta parte del total. En agosto de 2017, la UNRWA reportó un déficit de 126 millones. Un antiguo funcionario del Departamento de Estado norteamericano dijo que los déficits presupuestarios son crónicos pero que “la financiación acababa llegando” tras presionar a otros para que pusieran más dinero. Parte de ese dinero adicional proviene de… EEUU.
La financiación estadounidense es problemática en sí misma porque la UNRWA está inextricablemente relacionada con Hamás en Gaza y Hezbolá en el Líbano: ver aquí, aquí y aquí. Específicamente en el Líbano, la conexión se remonta a 2007.
Pero volvamos de nuevo al problema de la población flotante.
La enorme discrepancia detectada en el Líbano sugiere que la UNRWA podría estar teniendo problemas también para contar a los refugiados en la Judea y Samaria, Jordania, Gaza y Siria. (Por el momento, démosles un respiro con Siria). El problema no es nuevo, pero que las agencias palestinas elaborasen un censo podría ayudar a EEUU a superar su sostenida obstinación a la hora de contar y pagar.
Hace diez años, en el Capitolio, el entonces senador Mark Kirk pidió que la UNRWA fuera sometida a una auditoría internacional. Kirk admitió que su propuesta no tuvo éxito, a pesar de anomalías como un apunte de 13 millones de dólares en “gastos no presupuestados” en una auditoría realizada por la propia directiva de la UNRWA.
En 2006, una enmienda a la Ley de Ayuda Internacional demandaba la provisión de dos millones de fondos adicionales para la UNRWA con el propósito específico de investigar sus finanzas, pero fue retirada a petición del Departamento de Estado.
En su día, Kirk propuso una enmienda que solicitaba al Departamento de Estado que proporcionara dos datos al Congreso: el número de palestinos físicamente desplazados de sus hogares en lo que se convirtió en Israel en 1948 y el número de sus descendientes que estaban bajo el amparo de la UNRWA. El Departamento de Estado la denunció en los siguientes términos:
- Todo el mundo interpretaría esta propuesta de enmienda como si Estados Unidos estuviese actuando para prejuzgar y determinar el resultado de esta delicada cuestión.
Lejos de prejuzgar nada, una revisión del número de refugiados palestinos en el mundo, y de las obligaciones del mundo para con ellos, proporcionaría una base real sobre la que trabajar.
En 1950, la ONU definió a los refugiados palestinos como personas desplazadas del territorio que se había convertido en Israel tras haber vivido allí durante al menos dos años; definición bien distinta de la que se aplica a otras poblaciones de refugiados, a las que se piden muchos más años de residencia previa en los territorios que han abandonado. Además, los palestinos son el único grupo de refugiados que transmite su condición de generación en generación, hasta que haya una resolución sobre el estatus del grupo original, razón por la cual están en manos de la UNRWA.
Todos los demás refugiados del mundo están bajo el cuidado del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que tiene la misión de asentarlos para que puedan convertirse en ciudadanos de sus nuevos países. Naturalmente, la de la UNRWA es la única población de refugiados que crece en progresión geométrica a lo largo del tiempo, en vez de decrecer a medida que los refugiados originales mueren y sus hijos ya no son apátridas (vea el reasentamiento de los refugiados vietnamitas como ejemplo).
La población de refugiados palestinos se calculó en 711.000 en 1950. Hoy, parece que aún quedan entre 30.000 y 50.000 de esos refugiados originales, y la UNRWA declara estar al cuidado de 4.950.000 de sus descendientes. Pero 285.000 de ellos parecen haber desaparecido del Líbano.
Durante mucho tiempo se ha dado por supuesto que hay muertes en los campos de refugiados de la UNRWA que no se cuentan; admitir una defunción significaría que la UNRWA perdería a ese miembro en el recuento que ofrece a la comunidad internacional. También hay problemas con la insistencia palestina de que hay seis millones de refugiados (y no los cinco de la UNRWA, porque habría un millón adicional fuera de los registros) y de que deberían seguir teniendo un derecho al retorno a las casas que sus padres, abuelos o bisabuelos afirman haber tenido en el actual Israel.
El baile de cifras también se da con gente que no vive en los campos de refugiados. La Autoridad Palestina cuenta como residentes a 400.000 palestinos que llevan más de un año en el extranjero, y según el viceministro palestino de Interior, Hasán Ilwi, más de 100.000 bebés nacidos en el extranjero están inscritos como residentes en la Margen Occidental; todo esto va contra las normas elementales de conteo de poblaciones. Los palestinos de Jerusalén son contados por partida doble: una vez como residentes en la Autoridad Palestina y otra como israelíes palestinos. La AP, además, declara una emigración nula, pero las estadísticas del Gobierno israelí difieren.
¿Cuántos palestinos habría en estos territorios si se elaborara un censo como es debido? ¿Cuántos refugiados desaparecerían de la nómina de la UNRWA como han desaparecido del Líbano? ¿Cómo podría afectar eso al presupuesto de la propia UNRWA?
¿Podríamos, por favor, averiguarlo?
© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio