El desmantelamiento de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos supondría el sacrificio de una “generación de niños”, advierte su director, Philippe Lazzarini, en el marco de una disputa cada vez más enconada entre la ONU e Israel.
Tras descubrirse que al menos 12 empleados de la Agencia participaron directamente en la masacre del 7 de octubre —en la que murieron 1.200 personas, en su mayoría civiles, y 253 fueron tomadas como rehenes— y que al menos otros 30 trabajadores de la Agencia prestaron asistencia, Israel ha pedido la dimisión de Lazzarini y la sustitución de la agencia.
“Desmantelar la Agencia es una miopía. Al hacerlo, sacrificaremos a toda una generación de niños, sembrando las semillas del odio, el resentimiento y futuros conflictos”, dice Lazzarini ante la Asamblea General de la ONU.