Las familias de Naftali Frenkel, Gil-ad Shaer y Eyal Yifrach -tres adolescentes israelíes que fueron secuestrados y asesinados por terroristas de Hamás en Judea y Samaria en junio de 2014, un acto que desencadenaría la Operación Margen Protector ese mismo verano- publicaron el lunes una carta en la que expresan sus graves objeciones sobre la reciente decisión de la Corte Penal Internacional de La Haya de investigar a Israel por presuntos crímenes de guerra en Judea y Samaria y en Gaza.
Las familias tacharon de “cinismo perverso” el fallo, emitido el 13 de junio de 2020, y que se reforzó la semana pasada. Es importante señalar que el mandato de la CPI para investigar los acontecimientos en torno a la Operación Margen Protector se refiere al período que comienza el 13 de junio de 2014, un día después de que los chicos fueran secuestrados.
“Si [la fiscal jefe de la CPI] Fatou Bensouda hubiera querido verdadera y honestamente investigar los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad, habría ordenado una investigación sobre el mayor crimen que se perpetró un día antes, el 12 de junio de 2014, cuando nuestros tres niños fueron secuestrados, tres niños judíos que querían volver a casa sanos y salvos”, dice la carta.
“Los soldados de las FDI dieron la vuelta a todas las piedras y arriesgaron sus vidas para encontrar a nuestros hijos sanos y salvos y traerlos a casa hasta que encontraron sus cuerpos. Si nos hubiéramos reunido con la fiscal jefe cara a cara, de padres a padres, le habríamos contado nuestros sentimientos ese día, cómo en un abrir y cerrar de ojos nuestras vidas cambiaron para siempre, en ese día que ella, como fiscal, decidió borrar de la investigación”, continúa la carta.
“Le preguntamos: ¿cómo puede ignorar la justicia para nosotros, para los soldados que defendieron a nuestro pueblo contra la agresión de nuestros enemigos? La miserable decisión de iniciar una investigación ciertamente no traerá de vuelta a Gil-ad, Eyal y Naftali, pero más que eso – vierte sal en las heridas que todos compartimos, en el doloroso corazón que clama contra la grosera injusticia hacia la verdad.
“Tal decisión fue tomada en pecado y terminará inevitablemente en pecado. Tal decisión solo puede glorificar a los despreciables terroristas que asesinaron a nuestros hijos y alentar el próximo asesinato. La propia decisión de investigar a las FDI, nada más empezar el día después del asesinato de nuestros hijos, ya es suficiente para determinar la naturaleza de la sentencia”, concluyen las familias.