El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas votó el viernes para aprobar un informe en el que se acusa a Israel de crímenes de lesa humanidad por su manejo de la violencia islamista en la frontera con la Franja de Gaza.
Veintitrés países votaron a favor de la medida, y nueve se opusieron. Otros 14 países se abstuvieron, mientras que uno estuvo ausente.
Los países que votaron en contra de la adopción del informe fueron Australia, Austria, Brasil, Bulgaria, la República Checa, Fiji, Hungría, Togo y Ucrania.
La decisión fue condenada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, que alegó que una “mayoría moral” no votó a favor de la medida.
“Las dictaduras y los hipócritas votan a favor de la denuncia, el informe absurdo pro terrorismo de Hamás”, escribió el portavoz del ministerio Emmanuel Nahshon en Twitter.
“No cooperaremos con esta burla y seguiremos protegiendo a Israel y a los israelíes”, agregó.
Aviva Raz Schecter, la embajador israelí ante las instituciones de la ONU en Ginebra, dijo antes de la votación que el informe “nació en pecado” y lo acusó de ignorar el papel del grupo terrorista Hamás que gobierna Gaza en la violencia en la frontera.
“El informe de la Comisión solo servirá para alentar el uso de la población civil por parte de Hamás como escudos y como una herramienta en sus esfuerzos por atacar a Israel y aumentar el peligro para los civiles de ambos lados”, dijo al Consejo de Derechos Humanos.
Raz Schechter también defendió el historial de Israel de investigar las sospechas contra los soldados israelíes.
La votación se produjo después de que la llamada Comisión de Investigación sobre las Protestas en el Territorio Palestino Ocupado presentó el lunes un informe de 250 páginas en el que se alega que Israel pudo haber cometido “crímenes de lesa humanidad utilizando municiones reales contra los manifestantes palestinos” que participaron en la llamada gran marcha del retorno.
“El asesinato intencional de civiles que no están participando directamente en las hostilidades es un crimen de guerra”, enfatizó el informe. “La Comisión encontró motivos razonables para creer que miembros individuales de las fuerzas de seguridad israelíes, en el curso de su respuesta a las manifestaciones, mataron e hirieron a civiles que no estaban participando directamente en las hostilidades ni representan una amenaza inminente”.
Israel tenía a su disposición “alternativas menos letales”, continuó el documento, afirmando que el uso de municiones reales contra “los manifestantes” fue desproporcionado e ilegal.
Según la investigación, las fuerzas de seguridad israelíes dispararon a más de “6.000 palestinos que participaron en las protestas en la frontera de Gaza entre marzo y diciembre de 2018, matando a 183 personas, incluidos 32 niños”.
Israel dice que la violencia islamista fue organizadas por Hamás y tenían como objetivo romper la barrera de la frontera con el objetivo específico de matar a israelíes. El líder de la organización terrorista Hamás declaró al inicio de la campaña masiva de violencia, en marzo del 2018, que el objetivo era “romper la barrera, entrar a los poblados judíos y arrancar sus corazones de sus cuerpos”.
Según la comisión de investigación, “menos de 30 de los muertos eran miembros de grupos armados palestinos organizados”, y agregó que el uso de fuego real por parte de las tropas israelíes solo estaba justificado en muy pocos casos en los que enfrentaban una amenaza inmediata a la vida, evitando mencionar a Hamás como organización terrorista.
Hamás ha reconocido que docenas de los asesinados eran sus miembros.
El informe acusó a Israel de haber “consistentemente fallado en investigar y procesar de manera significativa a los comandantes y soldados por delitos y violaciones cometidas contra palestinos”. Si bien reconoció que el ejército ha abierto varias investigaciones internas del ejército sobre los disparos a civiles aparentemente no involucrados, dudó de “la decisión del gobierno y voluntad de escrutar honestamente sus políticas y acciones”.
“El historial de Israel de investigar las muertes de palestinos en Gaza y Cisjordania es pésimo”, afirmó el informe.
Al mismo tiempo, la comisión de investigación también dijo que cree que Hamás “alentó o defendió el uso de cometas y globos incendiarios por parte de los manifestantes, causando miedo y daños materiales significativos en el sur de Israel”, y que el grupo “no pudo detener el uso de estos dispositivos indiscriminados”.
Hay “motivos razonables para creer que las tropas israelíes encargadas de rechazar a los manifestantes de Gaza mataron y lesionaron gravemente a civiles que no participaban directamente en las hostilidades ni representaban una amenaza inminente”, según el informe.
El panel dijo que tenía el mandato de “identificar a los que se considera responsables de las violaciones” presuntamente cometidas por Israel.
“Lo hace al colocar la información relevante en un archivo confidencial que se entregará al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos”, señala el informe.
Israel rechazó el informe abiertamente y lo denunció hace dos semanas, cuando la comisión publicó un breve resumen del mismo.