Israel calificó de “libelo de sangre” un reciente informe de la ONU que lo señala por cometer “actos genocidas” contra los palestinos en el marco de la guerra desatada tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023. El documento afirma que las fuerzas israelíes destruyeron deliberadamente instalaciones médicas destinadas a la atención de mujeres y emplearon la violencia sexual como táctica de guerra.
El primer ministro Benjamin Netanyahu, grupos de mujeres y la representación israelí ante la ONU rechazaron la acusación, considerándola infundada y antisemita. Sostienen que el informe equipara las acciones de Israel en Gaza con los crímenes sexuales perpetrados por terroristas palestinos en el ataque de Hamás que originó la guerra.
El informe, presentado el jueves por la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU sobre el Territorio Palestino Ocupado, fue elaborado por un grupo de tres expertos y responde a una resolución adoptada en 2021 tras una guerra previa en Gaza. Según sus hallazgos, Israel habría atacado y destruido intencionalmente el principal centro de fertilidad de Gaza, al tiempo que bloqueaba la llegada de ayuda humanitaria, incluidos medicamentos esenciales para la salud materna y neonatal.
El documento sostiene que las autoridades israelíes habrían afectado la capacidad reproductiva de la población palestina mediante medidas dirigidas a prevenir nacimientos, lo que se encuadraría dentro de los actos genocidas según el Estatuto de Roma y la Convención sobre el Genocidio. Además, señala que el acceso restringido a suministros médicos ha elevado la mortalidad materna, lo que constituiría un crimen de exterminio.
Otro punto del informe acusa a las fuerzas de seguridad israelíes de emplear el desnudamiento forzado y la agresión sexual como parte de sus procedimientos para castigar a palestinos tras el ataque del 7 de octubre. En ese episodio, más de 5.000 terroristas de Hamás ingresaron al sur de Israel, mataron a unas 1.200 personas y tomaron 251 rehenes. Israel ha defendido sus procedimientos de registro, argumentando que son necesarios para prevenir atentados con explosivos.

Netanyahu desestimó el informe y calificó al Consejo de Derechos Humanos de la ONU como un organismo “antisemita, podrido, que apoya el terrorismo e irrelevante”. En un comunicado, afirmó que la ONU ignora los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por Hamás y opta por lanzar “acusaciones falsas” contra Israel.
El Ministerio de Relaciones Exteriores israelí comparó el informe con las peores teorías conspirativas antisemitas de la historia y lo calificó como “uno de los peores casos de libelo de sangre que el mundo ha visto”. Desde su cuenta en X, la cancillería israelí denunció que el documento “acusa a las víctimas de los crímenes cometidos contra ellas”, recordando que Hamás ha sido responsable de atroces crímenes sexuales contra israelíes.
El embajador de Israel ante la ONU en Ginebra, Daniel Meron, afirmó que el informe es una nueva muestra de los “libelos de sangre” promovidos en el seno de Naciones Unidas con el objetivo de acusar falsamente a Israel, desviando la atención de los crímenes de guerra cometidos por grupos terroristas y los países que los respaldan. Meron instó a la ONU a condenar explícitamente a Hamás y a reconocer la violencia sexual ejercida contra israelíes durante y después del ataque del 7 de octubre.
Israel denuncia informe de la ONU como sesgado y antisemita
La Misión Permanente de Israel ante la ONU en Ginebra criticó a la Comisión de Investigación por emplear estándares de verificación deficientes. En un comunicado, denunció que el informe se basa en fuentes únicas no corroboradas, lo que contradice las metodologías establecidas por Naciones Unidas. También acusó a la comisión de actuar con un sesgo político y de intentar incriminar a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Según Israel, las FDI cuentan con directrices claras y cumplen con estándares internacionales que prohíben cualquier conducta indebida.

El informe de la ONU fue calificado por el líder opositor Yair Lapid como “un documento enfermizo y antisemita, alejado de la realidad”. En un mensaje publicado en X, afirmó que las instituciones de la ONU en Gaza sirvieron de bases para los ataques de Hamás, en los que civiles israelíes fueron asesinados en sus hogares, mujeres fueron violadas y bebés fueron quemados vivos. Lapid describió el informe como un encubrimiento motivado por odio hacia los judíos.
Organizaciones de mujeres también rechazaron el documento. Cochav Elkayam-Levy, líder de la Comisión Civil sobre Crímenes de Hamás contra Mujeres y Niños, denunció que el informe pretende equiparar a Israel con Hamás, especialmente en lo relativo a la violencia sexual. Aseguró que este tipo de narrativa ha sido promovida por varios organismos de la ONU desde el 7 de octubre y que causa un daño irreparable a las víctimas y a la justicia.
Por su parte, Hagit Peer, presidenta del grupo de derechos de las mujeres Na’amat, señaló que el informe distorsiona los hechos al presentar a las víctimas como agresores. Acusó a organizaciones internacionales de ignorar a las víctimas israelíes y denunció un antisemitismo evidente en el documento. Según Peer, la ONU y sus organismos han mostrado un silencio preocupante ante la masacre sexual perpetrada por Hamás.
Israel ha cuestionado la tardía respuesta de la ONU ante las denuncias de violencia sexual cometidas por Hamás. ONU Mujeres tardó ocho semanas en pronunciarse sobre los ataques del 7 de octubre, limitándose a expresar su alarma por los informes de violencia sexual.

Mientras tanto, el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, reporta más de 48.000 muertos en la Franja, sin distinguir entre civiles y combatientes. Israel sostiene que ha eliminado a unos 20.000 combatientes hasta enero, además de 1.600 terroristas dentro de su territorio durante el ataque del 7 de octubre. También asegura que sus operaciones buscan minimizar las bajas civiles y acusa a Hamás de utilizar a la población como escudos humanos, operando desde zonas residenciales, hospitales, escuelas y mezquitas.
ONU acusa a Israel de medidas para impedir nacimientos en Gaza
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Genocidio define este crimen como actos destinados a eliminar total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Entre sus cinco categorías, la investigación de la comisión identificó dos aplicables a Israel: la imposición deliberada de condiciones de vida que buscan la destrucción física del grupo y la implementación de medidas para evitar nacimientos dentro de la población palestina.
Navi Pillay, presidenta de la comisión, afirmó en un comunicado que estas violaciones han causado “graves daños físicos y mentales inmediatos”, además de “efectos irreversibles en la salud mental y la fertilidad de los palestinos como grupo”. Pillay, jurista sudafricana y ex alta comisionada de derechos humanos de la ONU, ha sido jueza en la Corte Penal Internacional y presidió el Tribunal Penal Internacional para Ruanda.

El informe detalla la destrucción sistemática de hospitales de maternidad y salas de parto en Gaza, así como el bombardeo del Centro de FIV Al-Basma en diciembre de 2023. Este centro, principal clínica de fertilización in vitro en el territorio, atendía a entre 2.000 y 3.000 pacientes al mes y albergaba alrededor de 4.000 embriones en el momento del ataque. La comisión concluyó que las fuerzas israelíes atacaron intencionalmente la clínica, destruyendo todo el material reproductivo almacenado.
El informe rechaza la existencia de pruebas creíbles de que el edificio tuviera uso militar y señala que su destrucción fue una medida deliberada para impedir nacimientos en Gaza, lo que califica como un acto genocida. Además, destaca que el impacto sobre mujeres embarazadas, lactantes y madres primerizas en Gaza ha sido “de una magnitud sin precedentes”, con consecuencias irreversibles en la capacidad reproductiva de la población gazatí.
La comisión concluyó que estos actos equivalen a crímenes contra la humanidad y forman parte de un intento deliberado de eliminar a los palestinos como grupo.
Comisión denuncia crímenes de guerra y lesa humanidad en Gaza
Tras audiencias públicas en Ginebra, la comisión recogió testimonios de víctimas y testigos de presunta violencia sexual. En su informe, acusó a Israel de atacar deliberadamente a mujeres y niñas civiles, lo que califica como crímenes de lesa humanidad y de guerra por asesinato intencional.
También señaló que las restricciones impuestas por las autoridades israelíes han provocado la muerte de mujeres y niñas por complicaciones en el embarazo y el parto, lo que, según el informe, constituye un crimen de exterminio.
El documento denunció además que la desnudez forzada en público, el acoso sexual, las amenazas de violación y las agresiones sexuales forman parte de los “procedimientos operativos estándar” de las fuerzas israelíes contra los palestinos.
Por otro lado, la Representante Especial de la ONU sobre la Violencia Sexual en los Conflictos afirmó en marzo de 2024 que existen pruebas razonables de que mujeres en Israel fueron violadas y sometidas a violencia sexual durante el ataque del 7 de octubre. Una rehén liberada denunció haber sido violada por su captor, mientras que otras relataron episodios de acoso y agresión sexual en cautiverio.
Israel, firmante de la Convención contra el Genocidio, recibió en enero de 2024 una orden de la Corte Internacional de Justicia para evitar actos genocidas en su guerra contra Hamás. Sin embargo, no forma parte del Estatuto de Roma, lo que impide a la Corte Penal Internacional procesar casos individuales de genocidio y crímenes de lesa humanidad en su territorio.
Sudáfrica ha llevado ante la Corte Internacional de Justicia una denuncia contra Israel por genocidio en Gaza, acusación que el gobierno israelí ha rechazado con contundencia.