La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) ha sido el foco de una creciente controversia con Israel.
Según Juliette Touma, portavoz de la UNRWA, la agencia ha estado entregando anualmente a Israel una lista de sus empleados en Gaza, sin recibir respuesta alguna de Jerusalén. Esta práctica, que busca mantener una relación de transparencia con Israel, se realizó por última vez en mayo de 2023, y hasta el momento, Israel no ha emitido comentarios al respecto.
El contexto de esta situación se agrava con las afirmaciones de Israel de que aproximadamente el 10% de los empleados de la UNRWA están vinculados al grupo terrorista Hamás. En enero, la UNRWA tomó la decisión de despedir a 12 empleados tras recibir evidencia de su participación en actividades terroristas relacionadas con el ataque de Hamás el 7 de octubre. Posteriormente, Israel ha compartido información de inteligencia indicando que unos 1,200 de los 13,000 empleados de la UNRWA podrían tener vínculos con Hamás.
Estas acusaciones han sido criticadas por un alto diplomático europeo, quien sugiere que Israel podría estar utilizando estas afirmaciones de manera cínica con el objetivo de presionar por la disolución de la UNRWA. Este señalamiento apunta a una estrategia de largo plazo de Israel, que acusa a la UNRWA de perpetuar el conflicto israelo-palestino extendiendo el estatus de refugiado a descendientes de los palestinos desplazados en 1948, en lugar de limitarlo a los refugiados originales.
Además, Israel y otros críticos sostienen que los materiales educativos de la UNRWA contienen contenido que glorifica el terrorismo y promueve la incitación antiisraelí.