El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, ha lanzado una severa advertencia sobre las “continuas restricciones” impuestas por Israel a la entrada de ayuda humanitaria en Gaza, sugiriendo que estas medidas podrían equivaler a una táctica de hambruna, lo que constituiría un crimen de guerra.
La declaración se produce después de que un informe respaldado por la ONU advirtiera de una posible hambruna en mayo si no cesan los combates en la guerra de más de cinco meses entre Israel y Hamás en el enclave palestino, donde viven 2,3 millones de personas.
“El alcance de las continuas restricciones impuestas por Israel a la entrada de ayuda en Gaza, unido a la forma en que sigue dirigiendo las hostilidades, puede equivaler al uso de la hambruna como método de guerra, lo que constituye un crimen de guerra”, declaró Turk a través de su portavoz Jeremy Laurence.
Mientras que las organizaciones humanitarias sostienen que Israel no permite que entre suficiente ayuda en el enclave, el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu mantiene que está facilitando la ayuda y culpa a las Naciones Unidas y a los grupos de socorro de los problemas relacionados con la cantidad y la rapidez de las entregas.
Las organizaciones de ayuda insisten en que las entregas masivas de alimentos a la Franja de Gaza son necesarias para hacer frente a la crisis. “Israel, como potencia ocupante, tiene la obligación de garantizar el suministro de alimentos y atención médica a la población en consonancia con sus necesidades y de facilitar la labor de las organizaciones humanitarias para hacer llegar esa ayuda”, declaró Turk.
La dificultad para hacer llegar la ayuda a Gaza se ha convertido en un punto crítico en la guerra de Israel contra Hamás, detonada por el ataque sin precedentes de Hamás del 7 de octubre, en el que miles de terroristas atacaron comunidades del sur de Israel, matando a unas 1.200 personas y tomando 253 rehenes.