Turquía debe frenar a los rebeldes sirios que apoya en el norte de Siria y que podrían haber llevado a cabo secuestros, torturas y saqueos de propiedades civiles, anunciaron el martes los investigadores de crímenes de guerra de las Naciones Unidas.
El panel afirmó también que los traslados de nacionales sirios detenidos por el Ejército Nacional Sirio de la oposición a territorio turco para su enjuiciamiento pueden constituir el crimen de guerra de deportación ilegal.
En un informe que cubre la primera mitad del 2020, la Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre Siria señaló que los asesinatos y violaciones de civiles por todas las partes, marcados por “matices sectarios”, estaban en aumento en el conflicto que comenzó en el 2011.
“En Afrin, Ras al Ain y las zonas circundantes, el Ejército Nacional Sirio, respaldado por Turquía, puede haber cometido los crímenes de guerra de toma de rehenes, trato cruel, tortura y violación”, indicó el presidente del panel, Paulo Pinheiro, en una sesión informativa.
“Turquía debería actuar para prevenir estos abusos y garantizar la protección de los civiles en las zonas bajo su control”, añadió.
El Ministerio de Defensa de Turquía dice que hace todo lo posible por evitar las bajas civiles durante las operaciones militares en Siria.
Ankara y Moscú apoyan a los bandos opuestos en Siria. Rusia, junto con Irán, apoya a las fuerzas del presidente Bashar al-Assad y Turquía respalda a los rebeldes que intentan derrocarlo. Turquía tomó el control de la ciudad fronteriza de Ras al Ain el año pasado en una ofensiva para hacer retroceder a los combatientes kurdos sirios del YPG (Unidad de Protección Popular), que Ankara considera un grupo terrorista.