Durante el discurso inaugural del debate anual de la Asamblea general de la ONU, António Guterres, secretario general del organismo, condenó enérgicamente los ataques terroristas de Hamás del 7 de octubre, así como la toma de rehenes, actos que calificó como injustificables.
No obstante, también criticó con firmeza a Israel, señalando que “nada puede justificar el castigo colectivo del pueblo palestino”, lo que provocó una ovación en la sala.
Guterres destacó la magnitud y la rapidez de la destrucción en Gaza, afirmando que “no tienen parangón con ninguna otra que haya presenciado” en su tiempo como secretario general. Además, informó que más de 200 empleados de la ONU han perdido la vida en la guerra.
El secretario general subrayó que la ONU continúa ofreciendo servicios en Gaza, expresando su reconocimiento a la agencia UNRWA, responsable de los refugiados palestinos. Hizo un llamado a la comunidad internacional para que promueva un cese al fuego inmediato, la liberación incondicional de los rehenes y el avance hacia una solución de dos Estados.
Cuestionó a la audiencia, preguntando cómo el mundo podría aceptar un Estado en el que los palestinos carezcan de libertad, derechos y dignidad.
Además, Guterres manifestó su preocupación por la creciente tensión entre Israel y Hezbolá en Líbano, alertando que “Gaza es una pesadilla sin fin que amenaza con arrastrar a toda la región”. Señaló que la situación en Líbano es particularmente alarmante, advirtiendo que el país está “al borde del abismo”.
En respuesta al discurso, el embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, criticó la reacción de la asamblea, lamentando que mientras Guterres abogaba por la liberación de los rehenes, la asamblea permanecía en silencio, pero recibía con aplausos sus comentarios sobre el sufrimiento en Gaza, calificando esta reacción como una muestra de hipocresía.