Cuatro días después de que las facciones palestinas llegaran a El Cairo para mantener conversaciones de conciliación, el diálogo interno llegó el sábado a un punto muerto, ya que Hamás presentó al movimiento Al Fatah unas exigencias imposibles de cumplir que Ramallah percibe como una clara amenaza existencial. Mientras tanto, la delegación de Al Fatah, más que un participante de buena fe en las conversaciones, ha buscado un punto de apoyo en el proceso de rehabilitación de Gaza, buscando el control del mecanismo de transferencia de dinero al enclave costero controlado por Hamás.
Según un documento publicado por el sitio de noticias Al-Araby Al-Jadeed con sede en el Reino Unido, Hamás prevé su inclusión, la de la Jihad Islámica y la de otros grupos terroristas en la OLP, así como la creación de un consejo temporal de dos años de duración que acabe convirtiéndose en la nueva dirección palestina, una especie de órgano de gobierno “supremo” cuya finalidad sea “dirigir la lucha” contra Israel en todos los sectores. El documento también hace un llamamiento a un levantamiento armado popular, especialmente dentro de la Línea Verde, o Israel propiamente dicho. En esencia, se trata de una exigencia de Hamás para hacerse con el control de la OLP y de la rendición voluntaria de la Autoridad Palestina.
No es de extrañar que los representantes de la Autoridad Palestina hayan rechazado de plano las exigencias de Hamás y hayan insistido en que el punto de partida de las conversaciones sea el establecimiento de un “gobierno de recuperación nacional” o un gobierno en el que Hamás acepte los planes de la OLP y las resoluciones internacionales.
Según los medios de comunicación árabes, los mediadores egipcios han llegado a entender de los representantes de Fatah que la incorporación de los grupos terroristas a la OLP sería una opción especialmente problemática, ya que Hamás y sus aliados tratarán de forzar el “principio de la resistencia armada” como opción permanente, en contravención de los Acuerdos de Oslo y otros acuerdos con Israel. La medida, por consiguiente, obligaría a la Autoridad Palestina a enfrentarse al aislamiento internacional. La delegación de la Autoridad Palestina incluso advirtió a los anfitriones egipcios de las ramificaciones de una victoria rotunda de Hamás en cualquier elección.
Más que nada, parece que la Autoridad Palestina teme perder su posición internacional y quiere asegurarse primero los beneficios de la administración demócrata de Estados Unidos, incluida la apertura de un consulado estadounidense en el este de Jerusalén, la misión de la OLP en Washington y la renovación de la ayuda financiera al organismo de la ONU encargado de la cuestión de los “refugiados palestinos”, la UNRWA. En otras palabras, su intromisión en Gaza pretende presentarla como una fuerza de moderación con la que se puede trabajar y que, por tanto, debe ser reforzada en la medida de lo posible.
De ahí la exigencia de la Autoridad Palestina de controlar todos los fondos destinados a la reconstrucción de Gaza, en contra de la propuesta de Hamás de formar un comité de rehabilitación representativo de “todas las facciones”.
A pesar de los profundos cismas y el ambiente agrio en la capital egipcia, las facciones palestinas podrían prolongar su estancia en un esfuerzo por llegar a un acuerdo, ya que la comunidad internacional, incluidos los Estados árabes, quiere utilizar la rehabilitación de Gaza como un peldaño para un alto el fuego a largo plazo entre Hamás e Israel. La visión es una iniciativa de rehabilitación masiva de 10 años bajo supervisión internacional, con la condición de que se mantenga el alto el fuego con Israel.
Parece, por tanto, que Hamás pretende torpedear el alto el fuego temporal mediado por Egipto con Israel en favor de un intermediario más aceptable, como Qatar. Altos cargos de Hamás dejaron claro la semana pasada que se niegan a vincular un intercambio de prisioneros con Israel a la reconstrucción de Gaza. El periódico libanés Al-Akhbar, afiliado a Hezbolá, informó de que Hamás ha informado a los egipcios de que no permitirá que se ejerza presión económica y humanitaria contra Gaza y que se retrase el proceso de rehabilitación.
En este contexto, el grupo terrorista subrayó a los egipcios que estaba dispuesto a reanudar las hostilidades con Israel. Hamás también lanzó un mensaje a los egipcios de que cualquier intervención de la Autoridad Palestina en la rehabilitación de Gaza o intento de controlar el dinero de la ayuda empujará al grupo terrorista a violar el alto el fuego con Israel.