La Fiscalía General informó de que un agente sirio de Hezbolá que había entrado en territorio israelí el 27 de enero había sido detenido y acusado de espionaje y terrorismo.
Un operador de Hezbolá que primero se hizo pasar por agente de la seguridad del Estado sirio contrató y pagó a Ayat Abdullah y a otro hombre, Abed Al-Rahman, para que vigilaran e informaran sobre la dotación de las unidades, los tipos y cantidades de vehículos, las horas de operación y las rutas de los soldados de las FDI.
Ambos se reunían con su controlador cada dos meses para recibir informes y dinero en efectivo mientras espiaban al personal de las FDI cerca de la frontera. Al-Rahman pereció presuntamente en una explosión en mayo de 2022, que según Hezbolá fue provocada por el asesinato de un misil israelí.
No obstante, se pagó un salario de 180.000 libras sirias a Al-Rahman y su familia, igualando la paga de Abdullah. Abdullah recibió 4,5 millones de libras del encargado para dárselos a la viuda, que también era su hermana. Según la Fiscalía, el general Abdullah fue informado a propósito de tales prestaciones por servicio más allá de la muerte.
Incluso después del fallecimiento de su compañero, Abdullah siguió observando las operaciones de las FDI desde territorio sirio mientras utilizaba una nueva cámara para captar a los israelíes.
Según el A-G, Abdullah era perfectamente consciente de que la inteligencia sería utilizada contra Israel a lo largo de estas actividades.
Aunque el aviso era vago en cuanto a la justificación operativa, el sospechoso entró en Israel en enero.