Según los medios de comunicación hebreos, el objetivo del ataque con drones contra la instalación de Hezbolá en Beirut a principios del domingo, que se atribuye a Israel, era un mezclador industrial caro y poco común utilizado para producir combustible sólido, y este ataque socavó los planes del grupo terrorista de fabricar misiles de largo alcance de alta precisión durante al menos un año.
En las primeras horas de la mañana del domingo, se utilizaron dos drones tipo helicóptero en la zona de Dahiyah, en Beirut. Uno de ellos sufrió un accidente y fue reconstruido por Hezbolá, mientras que el otro explotó en el aire, causando daños y provocando un incendio.
Hezbolá y el Gobierno de Líbano acusaron a Israel por el ataque con drones. Las autoridades israelíes se niegan a comentar el asunto.
Aunque Israel libró una guerra silenciosa contra Hezbolá y su santo patrón, Irán, después de la Segunda Guerra del Líbano en 2006, el ejército israelí se abstuvo de lanzar ataques importantes contra un grupo terrorista dentro del Líbano, en lugar de ello, según informes extranjeros, se centró en la lucha en Siria y más recientemente en Irak.
Aunque Israel fue acusado de ataques aéreos limitados contra Hezbolá en las profundidades del Líbano durante 13 años después de la guerra, un ataque con drones en el centro de Beirut esta semana habría marcado la transición hacia una política de defensa más agresiva para el Estado judío.
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Según informaciones publicadas en los medios de comunicación libaneses, los militares creen que los vehículos aéreos no tripulados se lanzaron desde una distancia inferior a ocho kilómetros del lugar de la explosión, lo que indica que fueron lanzados al Líbano o que llegaron desde el mar.
Hezbolá afirma que la explosión solo afectó a sus oficinas de prensa.
Sin embargo, el martes por la tarde, el periódico británico The Times informó que el ataque iba dirigido a dos cajas que contenían materiales para el programa de Hezbolá destinado a convertir su arsenal de cohetes simples en misiles de precisión, lo que es motivo de profunda preocupación para Israel, ya que aumentaría significativamente la amenaza planteada por estos proyectiles.
En septiembre pasado, el Primer Ministro Benjamin Netanyahu dijo a la Asamblea General de las Naciones Unidas, en un discurso, que Israel conocía el complot de Hezbolá e incluso dio las coordenadas geográficas del lugar donde se producirían los misiles.
Tras las observaciones de Netanyahu y el endurecimiento de los controles en el Líbano, el grupo terrorista supuestamente trasladó esas fábricas a otros lugares.
El lunes, el presidente libanés Michel Aoun denunció el supuesto ataque israelí con drones como una “declaración de guerra”.
Hezbolá, considerada una organización terrorista por Israel y Estados Unidos, es un actor político importante en Líbano y también un apoyo clave del gobierno en la Siria devastada por la guerra.