Israel registró su víctima número 12,500 del coronavirus esta semana, a medida que la OMS declara el fin de la emergencia sanitaria global provocada por el patógeno mortífero y transformador.
Inmunización y fin de restricciones por COVID en Israel
Israel fue uno de los primeros países fuera de Asia Oriental en imponer restricciones de viaje y cuarentena en febrero y marzo de 2020. A pesar de que la pandemia ha desaparecido en gran medida de la vida pública en la mayoría del mundo, sigue siendo una amenaza latente. Los expertos en salud aseguran que los altos niveles de inmunización, tanto por vacunación como por infecciones previas, han ayudado a reducir significativamente la propagación y la gravedad de la enfermedad.
Según el Ministerio de Salud de Israel, se reportaron 225 casos de coronavirus el jueves, lo que eleva el número de casos activos en todo el país a 3,083. Más de 200 personas están hospitalizadas con la enfermedad, incluyendo casi dos docenas conectadas a respiradores.
Israel levantará una de las últimas restricciones sanitarias restantes en 10 días: poner fin al aislamiento domiciliario obligatorio para los portadores de COVID-19.
La OMS declara el fin de la emergencia global
El viernes, la OMS anunció que el COVID-19 ya no califica como una emergencia global, marcando un final simbólico para la pandemia que desencadenó bloqueos inimaginables, trastornó economías y mató a millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, la agencia de salud de la ONU señaló que, aunque la fase de emergencia ha terminado, la pandemia no ha acabado y advirtió sobre la aparición de nuevas variantes.
La OMS estima que aún mueren miles de personas a causa del virus cada semana, y millones sufren de efectos debilitantes a largo plazo.
El legado de la pandemia de COVID-19
El COVID-19 ha dejado un impacto duradero en la comunidad mundial, destruyendo empresas, exacerbando divisiones políticas, propagando información errónea y sumiendo a millones en la pobreza. La pandemia también ha expuesto una desigualdad asombrosa en el acceso a la atención médica y los servicios, con largas filas de personas esperando oxígeno y cuerpos amontonándose en las aceras de Nueva Delhi en 2021.
Las vacunas, que se desarrollaron a una velocidad récord y comenzaron a distribuirse a fines de 2020, siguen siendo efectivas para prevenir enfermedades graves y la muerte, a pesar de las nuevas variantes del COVID más infecciosas.
Desafíos para el futuro después del COVID-19
El acceso desigual a las vacunas y la creciente desinformación han contribuido a la polarización política en torno a la vacunación. A la fecha, se han administrado 13.3 mil millones de dosis de vacunas COVID, con el 82 % de los adultos mayores de 60 años habiendo recibido las primeras dosis.
La codicia y las enormes desigualdades emergieron cuando los países ricos acapararon las vacunas y los más pobres lucharon durante meses para obtener una sola dosis. Un movimiento antivacunas exacerbado y las campañas masivas de desinformación en las redes sociales convirtieron la vacunación en un tema político cargado.
Lecciones aprendidas y promesas para el futuro
La pandemia ha enseñado a la comunidad mundial la importancia de la coordinación, la equidad y la solidaridad en el enfrentamiento de crisis sanitarias. Las lecciones aprendidas del COVID-19, incluyendo la necesidad de una gestión a largo plazo de la pandemia, deben ser recordadas para evitar errores similares en el futuro.
Los líderes mundiales y las organizaciones de salud tienen la responsabilidad de negociar tratados integrales sobre pandemias para decidir cómo enfrentar futuras amenazas a la salud y garantizar que las tragedias como las vividas durante el COVID-19 no se repitan.