Las fuerzas de seguridad israelíes detuvieron ayer a un padre y un hijo árabes israelíes sospechosos de introducir en Israel una gran cantidad de hachís y armas de fuego desde el Líbano, potencialmente en nombre de la organización terrorista Hezbolá, según el ejército.
Los sospechosos fueron encontrados en posesión de 15 pistolas, docenas de cargadores de munición y unos 36 kilogramos de hachís, una forma procesada de marihuana. En total, las Fuerzas de Defensa de Israel dicen que el contrabando está valorado en unos 2 millones de NIS (616.000 dólares).
“Las FDI están investigando -entre otras cosas- si el intento de contrabando se hizo con ayuda del grupo terrorista Hezbolá”, dice el ejército.
Aunque la mayoría de las armas de fuego ilegales en Israel se utilizan para fines delictivos, no necesariamente para el terrorismo, los servicios de seguridad israelíes creen que al menos algunas de las pistolas estaban destinadas a ser utilizadas en ataques terroristas orquestados por Hezbolá.