Israel está considerando posibles respuestas a la conducta del ministro de Asuntos Exteriores jordano, que convocó a un representante israelí en Jordania para una llamada de aclaración.
Fuentes políticas afirman que la conducta de Jordania en los últimos días ha fomentado las tensiones en Jerusalén y ha respaldado los disturbios árabes en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Jerusalén señaló que Israel suavizó las restricciones con motivo del mes sagrado musulmán del Ramadán, pero su indulgencia fue aprovechada para recoger y almacenar piedras para arrojarlas a las fuerzas de seguridad y a los fieles judíos y para protagonizar disturbios. El primer ministro, Naftali Bennett, y el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, han afirmado en los últimos meses que se ha producido un importante calentamiento en las relaciones entre Israel y Jordania, y recientemente el rey Abdullah se reunió con el ministro de Defensa, Benny Gantz, y el presidente, Isaac Herzog.
Anteriormente, el primer ministro jordano, Bisher Al-Khasawneh, criticó la conducta de las fuerzas de seguridad israelíes en el Monte del Templo.
En una sesión parlamentaria esta mañana, Al-Khasawneh dijo: “Felicito a todos los palestinos y a todos los trabajadores del Waqf islámico jordano que se mantienen firmes como una torreta y a los que lanzan piedras contra los pro-sionistas que profanan la mezquita de al-Aqsa en la seguridad del gobierno de ocupación israelí”.
El primer ministro jordano también dijo que el intento de Israel de “dividir la Mezquita de Al Aqsa” al permitir supuestamente que los judíos rezaran en el Monte del Templo se detuvo y que seguirán bloqueándolo: “No lo permitiremos”.
Al mismo tiempo, el parlamento jordano presentó al gobierno un memorando firmado por 87 miembros en el que se exige la expulsión del embajador israelí de Jordania en protesta por lo que se ha denominado “ataques israelíes a la mezquita de Al Aqsa”.