El martes, Israel retiró casi todas sus normas sanitarias del COVID-19 al remitir la reciente ola de infecciones, dejando en vigor sólo un puñado para evitar que se revierta la evolución positiva.
Mientras el país pasa a una situación más relajada, la norma más notable que se mantiene es la exigencia de llevar mascarilla en los espacios públicos interiores. Se anula la actual exigencia de máscaras en algunas grandes concentraciones al aire libre.
Además, el certificado de pase verde, que se concede a quienes están vacunados, recuperados o han dado recientemente negativo en la prueba del coronavirus, sólo será necesario para entrar en residencias de ancianos.
Asimismo, según las nuevas directrices, se permitirá la entrada en el país tanto a los turistas vacunados como a los no vacunados de todas las edades, siempre que presenten un test de PCR negativo antes de embarcar en el vuelo y se hagan otro después de aterrizar en Israel. Los ciudadanos ya no tendrán que someterse a la prueba antes de volver a casa (aunque se sospecha que algunas compañías aéreas seguirán insistiendo en que se haga la prueba), pero seguirán teniendo que hacerlo a su llegada.
Anteriormente se necesitaba un Pase Verde para asistir a casi cualquier acto público y a muchos locales, pero las normas de su uso se han ido reduciendo paulatinamente a medida que disminuían las infecciones, dejando sólo el requisito de la residencia.
Los certificados de Pase Verde existentes se prorrogarán hasta el 31 de mayo para quienes hayan recibido al menos tres dosis de vacunas o una inyección en los seis meses anteriores. Los que se hayan recuperado de la COVID-19 podrán obtener un Pase Verde durante los seis meses siguientes a su recuperación, válido también hasta el 31 de mayo.
El requisito de que los niños de secundaria y bachillerato se sometan a las pruebas de antígenos dos veces por semana en casa ha finalizado, y se cancelará para los niños más pequeños el 10 de marzo.
Los cambios se producen cuando el recuento de nuevos casos diarios se ha reducido a apenas una novena parte de lo que era hace un mes.
En ese momento, cuando la última ola estaba en su apogeo, la media móvil de nuevos diagnósticos diarios era de unos 75.000. Las cifras del Ministerio de Sanidad publicadas el martes mostraron que el día anterior se diagnosticaron 8.372 nuevos casos.
En algunos momentos de enero había más de medio millón de personas infectadas – 1 de cada 20 israelíes – pero las nuevas cifras mostraron que hay 72.270 pacientes activos en el país.
El número de enfermos graves se ha reducido a más de la mitad desde el 6 de febrero, pasando de 1.242 a 582, la cifra más baja desde el 19 de enero. El número de muertos desde el inicio de la pandemia es de 10.204.