La Knesset ha aprobado una ley que prohíbe el consumo sistemático de contenidos de índole terrorista.
La ley prohíbe a las personas consumir contenidos terroristas, siempre que la forma en que se consumen los contenidos indique que la persona se identifica con las organizaciones terroristas mencionadas en la legislación, a saber, Hamás y Estado Islámico.
Toda persona declarada culpable de este delito puede ser condenada a un año de prisión.
La ley establece que no es aplicable a alguien que vea tales contenidos “al azar, de buena fe o por una razón legítima que incluya proporcionar información al público, prevenir atentados terroristas o con fines de investigación”, condiciones que aliviaron las preocupaciones de los grupos de derechos civiles de que la legislación fuera demasiado amplia.
La ley se aprobó como medida temporal válida durante dos años, pero puede ser prorrogada por la Knesset al final de ese periodo.
El objetivo de la ley es prevenir el llamado terrorismo del lobo solitario, en el que alguien que no está vinculado a una organización terrorista se radicaliza y se inspira para actuar viendo contenidos terroristas.