Una delegación de más de 150 expertos médicos israelíes regresó a Israel el miércoles, poniendo fin a una semana de tratamiento de civiles heridos en Turquía tras el devastador terremoto que sacudió la región.
Los equipos, que establecieron un hospital de campaña en un centro médico abandonado a las afueras de la ciudad de Kahramanmaraş, también conocida como Marash, en el sureste de Turquía, incluían médicos militares, apoyo logístico y médicos, enfermeros y paramédicos del Ministerio de Sanidad.
El hospital atendió a unas 470 víctimas, entre ellas 150 niños y varios refugiados sirios que se encontraban en Turquía en el momento del terremoto de magnitud 7,8 del 6 de febrero y sus réplicas. Según las FDI, los equipos también realizaron diez operaciones quirúrgicas y ortopédicas.
Se celebró una ceremonia en la base logística militar Ben Ami, cerca del aeropuerto Ben Gurion, con motivo del regreso de la delegación al país.
“A todos vosotros, bienvenidos a casa y mucho respeto”, dijo el jefe militar Herzi Halevi, dando la bienvenida a los equipos médicos. “Os propusisteis asistir a personas cuyas vidas estaban totalmente conmocionadas”.
“Fuisteis a un lugar peligroso, tanto en el sentido sismológico como en el de la seguridad en cierto modo. Tengo que decir que al principio estábamos preocupados por la seguridad y queríamos poner más seguridad de la que permitían las autoridades turcas, sin entrar en detalles. Pero esto no nos hizo recapacitar”, dijo Halevi.
Halevi dijo que las Fuerzas de Defensa de Israel enviaron a la delegación por “razones éticas, para salvar vidas”, lo cual era “razón suficiente”, al tiempo que añadió que también lo hicieron para aprender de un escenario del mundo real y en beneficio de las relaciones de Israel con Turquía.
El martes, otra delegación de más de 160 expertos en búsqueda y rescate regresó a Israel tras salvar a 19 civiles de entre los escombros en el sureste de Turquía.
Los militares bautizaron la operación de ayuda como “Ramas de Olivo”.
Una delegación de ayuda israelí más pequeña, formada por miembros del servicio de emergencias United Hatzalah, regresó a principios de semana alegando problemas de seguridad.
Aunque los expertos afirman que las personas atrapadas podrían sobrevivir una semana o más, las posibilidades de encontrar supervivientes en las gélidas temperaturas son cada vez menores. A medida que los equipos de emergencia y los familiares, presas del pánico, excavaban entre los escombros -y ocasionalmente encontraban personas con vida-, la atención comenzó a centrarse en la demolición de estructuras peligrosamente inestables.
Hasta el miércoles, el número de muertos por el terremoto superaba las 41.000 personas, tanto en Turquía como en Siria.
Se cree que aún hay miles de personas atrapadas bajo los escombros, y se espera que la cifra aumente a medida que los equipos de rescate busquen entre los montones de escombros en ciudades y pueblos de toda la zona.