Más de dos años y medio después de que se descubriera por primera vez el COVID-19 y se culpara a los murciélagos en China, los investigadores de la Universidad de Tel Aviv (TAU) han declarado que la correlación entre la pandemia y los mamíferos voladores “no se basaba en pruebas científicas suficientemente convincentes y causaba estrés y confusión innecesarios en todo el mundo”.
“Los murciélagos tienen un sistema inmunitario muy eficaz que les permite enfrentarse con relativa facilidad a virus considerados letales para otros mamíferos”, declararon.
El estudio fue dirigido por la Dra. Maya Weinberg, del laboratorio del profesor Yossi Yovel, director de la Escuela de Neurociencia Sagol de la TAU y miembro del cuerpo docente de la Escuela de Zoología y del Museo Steinhardt de Historia Natural. El equipo de investigación revisó docenas de artículos y estudios punteros en este campo, y sus conclusiones se publicaron por escrito en la prestigiosa revista iScience Journal con el título “Revising the paradigm: ¿Son los murciélagos verdaderos reservorios de patógenos o poseen un sistema inmunitario eficaz?”.
Los investigadores explican que la “infame reputación” de los murciélagos (mamíferos del orden Chiroptera) es bien conocida tanto por la comunidad científica como por el público en general y que a menudo se les acusa de ser “dráculas chupasangre” y de ser reservorios de virus, incluido el COVID-19, lo que supone una amenaza para la salud pública. En el estudio recién publicado, Weinberg trató de desmentir esta “teoría errónea” y demostrar que los murciélagos desempeñan un importante papel en el exterminio de insectos, la repoblación de zonas deforestadas y la polinización de cultivos.
Los investigadores afirman que sí hay pruebas de que el origen del “antiguo potencial” COVID-19 estuvo en los murciélagos, “pero por otro lado, hasta ahora, dos años después de que estallara la pandemia, seguimos sin saber con seguridad cuál es el origen exacto de la variante COVID-19”.
“En general, se concibe erróneamente a los murciélagos como reservorios de muchas enfermedades contagiosas, sólo por ser serológicamente positivos; es decir, en posesión de anticuerpos, lo que significa que los murciélagos han sobrevivido a la enfermedad y han desarrollado una respuesta inmunitaria”, declaró Weinberg. “Después, han superado el virus por completo y se han desvinculado de él; por tanto, ya no son sus portadores. Sin embargo, en muchos casos, un virus similar a un patógeno humano puede encontrarse en los murciélagos; sin embargo, no es patógeno para los humanos y no es suficiente para utilizar a los murciélagos como reservorio”.
“Para examinar la situación general, realizamos un meta-análisis de la literatura y comprobamos el hallazgo de más de 100 virus para los que los murciélagos se consideran reservorios potenciales; como el Ébola, el SARS y el COVID”, prosiguió. “Descubrimos que en un número considerable de casos (48%) esta afirmación se basaba en la incidencia de anticuerpos o en pruebas de PCR, y no en el aislamiento real de virus idénticos. Además, muchos de los resultados comunicados no son convincentes”.
El mero aislamiento de un virus no es suficiente para considerar a un animal como reservorio, ya que se requiere un número mínimo de casos índice en los que se aísle el virus para considerarlo un animal reservorio, así como la existencia de una vía de transmisión establecida. “Además, la mera detección de un determinado virus en los murciélagos no garantiza necesariamente una nueva infección, y deben darse otras condiciones biológicas, ecológicas y antropogénicas para que se produzca”, señala Weinberg.
Los murciélagos son capaces de hacer frente a diferentes virus
Según los investigadores, en los últimos años se han ido acumulando pruebas de que los murciélagos son capaces de hacer frente a diferentes virus, incluidos los letales, mejor que los humanos y la mayoría de los demás mamíferos.
Tras más de un siglo de atención a los virus que portan los murciélagos, parece que su sistema inmunitario se caracteriza por una respuesta contenida durante los procesos inflamatorios.
En nuestra opinión, los murciélagos han desarrollado un excelente equilibrio entre resistencia y tolerancia, es decir, una mayor respuesta de defensa del huésped y la tolerancia inmunitaria a través de diversos mecanismos. Las vías inflamatorias moderadas contribuyen a la tolerancia inmunitaria en los murciélagos, y a una respuesta bien equilibrada que impide el desarrollo del virus.
“El estudio exhaustivo que hemos realizado plantea serias dudas sobre la posibilidad de que los murciélagos sean el origen del brote de COVID-19. Los hallazgos dan pie a la perspectiva contraria, según la cual debemos estudiar a fondo las capacidades inmunológicas antivirales de los murciélagos y obtener así nuevos y eficaces medios para hacer frente a la lucha de la humanidad contra las enfermedades contagiosas, el envejecimiento y el cáncer”, concluyen los investigadores.