El jueves por la noche, una mujer de unos 40 años consumió pescado sin darse cuenta mientras cenaba en un restaurante de Jerusalén, lo que le provocó una reacción alérgica. El rápido deterioro de su salud la llevó a pedir ayuda de emergencia.
Al recibir la alerta en su dispositivo de comunicaciones, Avraham Friedman, voluntario de United Hatzalah, se subió a su ambulancia, encendió las luces y las sirenas y corrió al lugar de la emergencia, en el barrio de Talbyeh de Jerusalén. Fue el primero en llegar y atendió a la mujer en menos de tres minutos. La mujer estaba visiblemente angustiada, luchaba por respirar y tenía una erupción en el pecho y el abdomen.
El técnico de emergencias Shalom Klein se unió a Friedman instantes después, y juntos reconocieron que la mujer estaba sufriendo una reacción anafiláctica grave debida a su alergia. Era necesaria una intervención urgente para evitar la obstrucción total de sus vías respiratorias.
Friedman utilizó inmediatamente un EpiPen para administrar epinefrina, pero por desgracia la dosis inicial resultó insuficiente para aliviar la inflamación que amenazaba las vías respiratorias de la paciente. Los voluntarios se pusieron en contacto con el Centro de Mando y Despacho de United Hatzalah para solicitar autorización para una segunda inyección de EpiPen, que les fue rápidamente concedida. Klein administró la segunda inyección, pero el estado del paciente apenas mejoró.
El Dr. Yosef Daniel Shakargy, médico voluntario de United Hatzalah, pasaba por la zona en bicicleta de camino a casa desde Hadassah Ein Kerem cuando se encontró con la emergencia y se detuvo para ayudar. Tras ser informado de la situación por el personal médico del lugar y comprobar el estado del paciente, el Dr. Shakargy recomendó otra inyección de EpiPen. Después de que Klein administrara la inyección, el estado de la paciente empezó por fin a mejorar y su saturación de oxígeno alcanzó un nivel estable de 96. Pocos minutos después llegó al lugar una ambulancia de cuidados intensivos para trasladar a la mujer al hospital, donde se encuentra estable.
“Fue una reacción excepcionalmente grave”, relató Klein tras el incidente. “He presenciado numerosos casos de reacciones anafilácticas y he administrado inyecciones de EpiPen en innumerables ocasiones. Sin embargo, encontrarme con una reacción de tal intensidad, que requiriera no una sino tres inyecciones antes de que observáramos alguna mejoría en el estado del paciente, es poco frecuente en mi experiencia”.
“También debo destacar el inestimable papel desempeñado por el Dr. Shakargy, que casualmente llegó al lugar después de un largo turno en Hadassah Ein Kerem y dejó lo que estaba haciendo para ayudar. Su presencia aportó una sensación de tranquilidad en una situación muy estresante en la que las dos primeras inyecciones habían dado resultados limitados”.