Gadi Mozes y otros rehenes liberados describen el cautiverio en condiciones extremas, aislamiento total y estrategias para sobrevivir bajo la amenaza constante de los terroristas de Hamás.
Mozes soportó aislamiento absoluto durante el cautiverio
Gadi Mozes, de 80 años, recientemente liberado, contó que durante los 15 meses que permaneció secuestrado nunca tuvo contacto con otros cautivos. Solamente conoció al israelí Arbel Yehoud días antes de su liberación. Durante todo este tiempo, estuvo confinado en una habitación oscura de dos metros cuadrados.
Mozes explicó que caminaba aproximadamente 7 kilómetros al día en su pequeña celda para mantenerse activo. Pasaba el tiempo resolviendo problemas matemáticos y contaba las baldosas del suelo. También relató que logró leer dos libros después de conseguir nuevas gafas tras dos meses en cautiverio.
Para mantenerse aseado, le permitían ducharse con un cuenco de agua tibia cada cinco días. Perdió alrededor de 15 kilos durante su reclusión. Hubo momentos en los que temió ser ejecutado, especialmente cuando fue confinado en una camioneta durante 12 horas en condiciones de calor extremo.
En su liberación, experimentó un temor intenso al ser entregado a la Cruz Roja en Jan Yunis, en medio de una multitud hostil. A pesar de ello, Mozes mostró un sorprendente optimismo y expresó su deseo de regresar a Gaza para enseñar a cultivar, una vez que se establezca la paz.
Datos sobre el cautiverio de Mozes
- Estuvo confinado en una celda de dos metros cuadrados por 15 meses.
- Perdió 15 kilos y recibía una ducha con agua tibia cada cinco días.
- Se mantenía mentalmente activo con ejercicios de matemáticas y lectura.
- Temió por su vida en diversas ocasiones, incluyendo un encierro de 12 horas en un vehículo caliente.
La alimentación limitada y el apoyo moral entre cautivos
Los soldados de vigilancia liberados también relataron las duras condiciones de su cautiverio. Un rehén contó que la comida era tan escasa que los secuestrados dividían cuidadosamente los granos de arroz para repartirlos equitativamente. Liri Albag, otra cautiva, se dedicó a elevar el ánimo de sus compañeros narrando historias y alentándolos a imaginar momentos cotidianos fuera de su encierro.
Albag aprovechó una oportunidad para convencer a sus captores de que le permitieran grabar un video, con el objetivo de mostrar a su familia que seguía con vida. Ese clip fue publicado a principios de enero, poco antes de que Hamás llegara a un acuerdo de alto el fuego con Israel.
El impacto psicológico y la resistencia emocional
Algunos rehenes escuchaban noticias o entrevistas de sus familiares a través de la radio, lo que les devolvía la esperanza. Una cautiva comentó que los terroristas intentaban hacerles creer que el gobierno israelí no luchaba por ellos, pero los mensajes de sus familias demostraron lo contrario.
“Nos decían que nadie se preocupaba por nosotros”, reveló. Sin embargo, escuchar a sus seres queridos en los medios les hizo entender que no estaban olvidados. También hubo quienes, al encontrarse con otros rehenes en un hospital, se enteraron de la magnitud del ataque del 7 de octubre y el destino de sus familiares.
Rehenes tailandeses describen condiciones en túneles subterráneos
Cinco ciudadanos tailandeses, secuestrados durante el ataque de Hamás, también compartieron sus experiencias. Relataron haber sido retenidos en túneles donde luchaban por respirar y recibían comida de manera irregular. Hablaron principalmente en inglés con sus captores y aprendieron algo de árabe para comunicarse durante su cautiverio.
El viernes se reunieron con el ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Sa’ar, quien les deseó salud y libertad. El retorno a sus hogares está previsto dentro de unos diez días, donde sus familias ya celebran su liberación.