El jueves, el Canal 12 informó que cuatro personas afirmaron haber sido agredidas sexualmente por terroristas de Hamás el 7 de octubre. Estas denuncias se suman a un creciente cuerpo de evidencias sobre agresiones sexuales sistemáticas perpetradas por el grupo terrorista.
El informe del Canal 12 destaca por basarse en testimonios directos de las víctimas, a diferencia de la mayoría de las pruebas anteriores que dependían principalmente de testigos presenciales. Estos relatos de primera mano son poco comunes, ya que muchas víctimas fueron asesinadas, lo que ha sido utilizado por algunos negacionistas para cuestionar las acusaciones.
Según el informe, los cuatro denunciantes se acercaron al Ministerio de Bienestar Social para relatar sus experiencias durante el ataque de Hamás, en el que murieron aproximadamente 1.200 personas y 251 fueron secuestradas.
Este informe sigue a otro del Canal 12, emitido el miércoles, que incluía el testimonio de un hombre que dijo haber sido violado por terroristas en el Festival Supernova, donde cientos de personas fueron asesinadas.
Desde el ataque del 7 de octubre, la policía israelí ha estado recogiendo testimonios de sobrevivientes, evidencia física y confesiones de agresión sexual por parte de terroristas.
Un informe del secretario general de las Naciones Unidas, publicado en febrero, concluyó que hay “motivos razonables para creer que hubo violencia sexual relacionada con la guerra durante los ataques del 7 de octubre en múltiples lugares de la periferia de Gaza, incluidas violaciones y violaciones en grupo”. Además, el informe señaló evidencia “clara y convincente” de que las rehenes fueron violadas mientras estaban retenidas en Gaza y que aquellas que aún están cautivas continúan enfrentando este abuso.
En abril, un documental dirigido por Sheryl Sandberg, ex directora ejecutiva de Meta, titulado “Gritos antes del silencio”, presentó más evidencia sobre estos crímenes.
Amit Soussana, una rehén israelí liberada durante una tregua en noviembre, fue la primera en hablar públicamente sobre el abuso sexual que sufrió en cautiverio. Relató cómo fue llevada a punta de pistola al dormitorio de su captor y obligada a “cometer un acto sexual con él”.
Agam Goldstein-Almog, una adolescente también liberada en noviembre, informó que sus captores la habían manoseado y que vivió con el temor constante de ser violada. “La mitad de las niñas y mujeres jóvenes que conocí en cautiverio me dijeron que habían sufrido abusos sexuales o físicos, o ambos. Todavía viven allí con sus violadores”, declaró.