Según el Instituto Geológico, el lunes por la noche se registró un temblor en Israel, momentos después de que otro fuerte seísmo sacudiera la región fronteriza entre Turquía y Siria.
La policía dijo que no había informes inmediatos de heridos o daños en el terremoto israelí, que el Instituto Geológico cree que golpeó el norte del país poco después de las 7 de la tarde.
Al mismo tiempo, se registró un seísmo de magnitud 6,4 en la provincia meridional turca de Hatay, la más afectada por el temblor del 6 de febrero, que dejó más de 41.000 muertos en el país, según informó la agencia de respuesta a catástrofes AFAD.
Según los informes, se emitió una alerta de tsunami tras el terremoto.
El seísmo sacudió la localidad de Defne a las 20.04 horas (19.04 hora de Israel) y fue sentido con fuerza por los equipos de AFP en Antakya y Adana, 200 kilómetros al norte.
Un periodista de la AFP informó de escenas de pánico y añadió que los nuevos temblores levantaron nubes de polvo en la devastada ciudad.
Los muros de los edificios gravemente dañados se derrumbaron mientras varias personas, al parecer heridas, pedían ayuda.
Según AFAD, se han registrado más de 6.000 réplicas desde que el seísmo de magnitud 7,8 sacudió Turquía y Siria.
El sábado se registró en Israel un seísmo de magnitud 3,3, y en las dos últimas semanas se han registrado otros muchos temblores.
Según los expertos, los seísmos menores son habituales en Israel, que se encuentra a lo largo de una falla activa: la grieta sirio-africana, un desgarro de la corteza terrestre que se extiende a lo largo de la frontera que separa Israel de Jordania. Los grandes terremotos de la zona se producen por término medio una vez cada 80 años, aunque el último tuvo lugar hace más de un siglo.
El mortífero seísmo ocurrido recientemente en Turquía y Siria ha vuelto a poner sobre el tapete la falta de preparación de Israel ante un terremoto de gran magnitud, y los expertos advierten de que cientos de miles de personas podrían quedarse sin hogar.