Haber padecido COVID-19 puede alterar negativamente el rendimiento laboral, incluso después de recuperarse de la enfermedad inicial, según un nuevo estudio canadiense.
Los investigadores de la Universidad de Waterloo recogieron datos de una muestra de 94 adultos que trabajaban a tiempo completo y que habían contraído o no la COVID-19 al menos un mes antes del estudio. Ambos grupos se emparejaron en cuanto a características demográficas fundamentales.
Los resultados, que se publicaron el 25 de mayo en la revista Scientific Reports, indicaron que los participantes que habían contraído la COVID-19 informaron de más fallos cognitivos en el trabajo, que se definen como problemas de memoria, atención y acción.
Además, los fallos cognitivos se asociaron a una disminución de la autoevaluación del rendimiento laboral, así como a una mayor intención de abandonar voluntariamente el trabajo actual.
El investigador James Beck, profesor asociado del Departamento de Psicología de Waterloo, señaló que los resultados tienen importantes implicaciones para las empresas y los empleadores.
“Las personas que se reincorporan al trabajo después de haber contraído COVID-19 pueden tener dificultades para volver a su nivel de rendimiento anterior a esta enfermedad, por lo que pueden ser necesarias adaptaciones”, dijo Beck. “Estas adaptaciones podrían incluir la reducción de la carga de trabajo, la ampliación de los plazos o la provisión de acuerdos de trabajo flexibles”.
Un estudio anterior, publicado en abril por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), descubrió que el 30% de las personas tratadas por COVID-19 desarrollaban secuelas post agudas de COVID-19 (PASC), más comúnmente conocidas como “COVID largo”. Los pacientes describen esta afección como niebla cerebral, que incluye trastornos de la memoria a corto plazo y de la atención.