Ruti Munder, de 78 años, que estuvo cautiva de Hamás durante 50 días junto con su hija Keren y su nieto Ohad, ha descrito las duras condiciones de su cautiverio en una entrevista con Channel 13 News.
“Había muy poco aire, no se nos permitía abrir las cortinas. Solo abrí una ventana para que entrara un poco de aire. Dormíamos en sillas, como si estuviéramos esperando en un hospital, sin colchón”, relató Munder, quien fue liberada el pasado viernes.
Munder también reveló que se enteró del asesinato de su hijo Roi en el atentado de Hamás del 7 de octubre a través de la radio.
“Este es el mayor tiempo que he estado con mi hija y mi nieto juntos, en un lugar cerrado y lleno de gente, el uno con el otro. Era optimista, comprendí que si estábamos vivos, significaba que habían asesinado a quien querían asesinar en Nir Oz, donde también asesinaron a mi hijo”, explicó.
Sobre el día de su secuestro, Munder recordó: “Cuando nos sacaron de la sala protegida, me di cuenta de que nos estaban secuestrando. Nos llevaron a una de las entradas del kibbutz, nos condujeron por los campos y vimos lo que estaban saqueando. Nos sentamos atrás y el que nos llevó nos cubrió con la manta que se llevó Ohad, para que no viéramos a otras personas”.
Sobre los largos días de cautiverio, Munder comentó: “Nos levantábamos tarde, los chicos se acostaban tarde y las chicas a veces lloraban. Era muy difícil. Por la noche nos cubríamos con una sábana, era lo único que teníamos, no todos la tenían siempre. Los chicos que estaban con nosotras dormían debajo de los bancos, en el suelo, porque queríamos que estuvieran con nosotras, para que no estuvieran solos”.
En cuanto a la alimentación, Munder dijo: “Comíamos pollo con arroz, y todo tipo de conservas y queso, nos las arreglábamos”.