Los familiares de las víctimas de la estampida de Meron han presentado una demanda de 50 millones de shekel (15 millones de dólares) contra el Centro Nacional para el Desarrollo de los Lugares Santos, organismo responsable del complejo donde se produjo el mortal suceso.
Según los demandantes, el centro no informó a los visitantes de los peligros de participar en las celebraciones en un complejo que no era apto para acoger a los cientos de miles de asistentes que se esperaba que acudieran al evento anual.
“La catástrofe de Merón se produjo debido a la grave negligencia mostrada por todos los implicados en el mantenimiento del recinto de Rashbi, de la que, por desgracia, el Estado tampoco asumió ninguna responsabilidad”, dijo el abogado David Mena, que representa a las familias. “La tragedia puede repetirse en otra reunión masiva. No han aprendido la lección y no han puesto en práctica ninguna de las recomendaciones que se les han indicado”.
Dijo que las familias “habían presentado una demanda en nombre de 1.000 víctimas que estuvieron en la estampida y que, hasta el día de hoy, sufren traumas y lesiones físicas”.
“Hemos estimado los daños de cada persona en 50.000 NIS (15.000 dólares), y como hay 1.000 personas, la demanda total asciende a 50 millones de NIS”.
El Centro Nacional para el Desarrollo de los Lugares Santos respondió en un comunicado: “Examinaremos la demanda y responderemos ante un tribunal”.
La estampida mortal se produjo el 29 de abril en la fiesta de Lag Baomer, en el norte de Israel, y fue el desastre civil más mortífero de la historia del país. Unos 100.000 fieles, en su mayoría judíos ultraortodoxos, asistieron a las festividades.
Cientos de personas se embotellaron en un estrecho pasillo que descendía al monte Meron, y una pendiente resbaladiza hizo que la gente tropezara y cayera. La avalancha humana resultante mató a 45 personas e hirió al menos a 150.
En junio, el gobierno israelí aprobó la formación de una comisión de investigación estatal independiente para investigar las deficiencias de seguridad en las celebraciones.