La crisis global del COVID-19 ha dejado a su paso no solo devastación física y económica, sino también graves consecuencias para la salud mental. En Israel, la pandemia ha exacerbado un problema latente: los trastornos alimentarios.
En un país donde los trastornos alimentarios ya eran más prevalentes que en muchos otros lugares, la situación se ha agravado aún más en el último año y medio.
Un reflejo del estrés postraumático
La incertidumbre y el aislamiento provocados por el virus han llevado a un aumento significativo en los trastornos alimentarios, especialmente entre los adolescentes. La Dra. Esti Galili-Weisstub, experta en psiquiatría infantil y adolescente, estima que hasta el 10% de los adolescentes israelíes podrían estar luchando contra un trastorno alimentario.
La falta de equilibrio emocional y la necesidad de recuperar el control en un mundo post-COVID han impulsado a muchos jóvenes a recurrir a la anorexia, bulimia o atracones como formas de regular sus emociones.
El desafío de la curación
Desafortunadamente, la recuperación de un trastorno alimentario es un proceso arduo y complejo. Solo alrededor del 40% de las personas adultas con anorexia logran recuperarse por completo, mientras que el resto enfrenta una enfermedad crónica.
Además, los trastornos alimentarios son los más mortales de todos los trastornos psiquiátricos, con hasta el 20% de los casos que terminan en muerte.
La necesidad de recursos y atención
La situación actual en Israel es alarmante. Aunque ha habido un aumento en la conciencia y aceptación de estos trastornos, la falta de opciones de tratamiento sigue siendo un desafío.
Especialmente en las zonas periféricas del país, la red de proveedores de atención médica mental no es lo suficientemente amplia para satisfacer la creciente demanda. Es crucial que se implementen soluciones a nivel comunitario, como centros de apoyo y programas de rehabilitación, para abordar esta crisis de manera integral.
Un llamado a la acción
La pandemia del COVID-19 ha dejado profundas huellas en la sociedad israelí, y los trastornos alimentarios son una de las manifestaciones más preocupantes. Es hora de reconocer la gravedad de esta crisis y tomar medidas concretas para enfrentarla. Se necesita una mayor inversión en recursos, tanto financieros como humanos, para proporcionar un tratamiento adecuado y apoyo a aquellos que luchan contra estos trastornos.
La concienciación, la educación y la colaboración entre diferentes sectores de la sociedad son fundamentales para abordar esta pandemia silenciosa y ayudar a los afectados a encontrar el camino hacia la recuperación.
Resumen:
Los trastornos alimentarios han experimentado un alarmante aumento en Israel tras la crisis del COVID-19. La pandemia ha exacerbado los trastornos alimentarios en Israel, especialmente entre los adolescentes. Se estima que hasta el 10% de los adolescentes israelíes podrían estar luchando contra un trastorno alimentario. La falta de equilibrio emocional y la necesidad de recuperar el control en un mundo post-COVID han llevado a muchos jóvenes a recurrir a la anorexia, bulimia o atracones como formas de regular sus emociones.