El ácido hialurónico (AH) -una sustancia viscosa y resbaladiza que el propio organismo produce de forma natural en todo el cuerpo, especialmente en los ojos, las articulaciones y la piel- es muy buscado para reducir las arrugas y las líneas de expresión de la cara e incluso para favorecer la cicatrización de las heridas, reducir las cicatrices, lubricar las articulaciones, reducir el reflujo ácido, tratar la sequedad ocular, frenar la pérdida de masa ósea y aliviar el dolor de vejiga.
Pero investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén (HU) han encontrado un nuevo y sorprendente uso para esta sustancia, que se toma para diversos usos en forma de píldoras, líquidos mezclados con agua, geles, champús, lociones, cremas, parches y colirios. El nuevo descubrimiento es que puede mejorar el éxito de la fecundación in vitro (FIV) para las parejas que sufren infertilidad.
El AH, un biopolisacárido de alto peso molecular, fue descubierto en 1934 por Karl Meyer, un judío nacido en 1899 en un pueblo alemán cerca de Colonia que fue reclutado por el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial y luego se fue a Berlín a estudiar medicina. Después de tres años como becario Rockefeller en Zúrich estudiando la oxidación hemo-catalizada de compuestos insaturados, le ofrecieron un puesto como profesor asistente en la Universidad de California en Berkeley. Desarrolló la HA con su ayudante, John Palmer, a partir del vítreo de ojos bovinos.
En la actualidad, el AH se fabrica a partir de ingredientes derivados de animales, concretamente del colágeno de las crestas de los gallos. Se obtiene por biofermentación, un proceso que utiliza bacterias del ácido láctico. Después se recoge, se purifica y se deshidrata para formar un polvo. Cuando se añade al agua, forma un gel más o menos texturizado. También puede fabricarse en cantidades comerciales mediante la aplicación de sistemas de expresión bacteriana en bacterias Streptococcus.
En todo el mundo, entre el 10% y el 15% de las parejas tienen dificultades para concebir embriones y desarrollar fetos sanos. Muchas recurren a las tecnologías de reproducción artificial (TRA) -sobre todo la FIV- con la esperanza de tener un bebé.
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Pero este proceso está cargado de ansiedad, ya que sólo un tercio de los ciclos de FIV tienen éxito. Pero ahora se ha identificado claramente un método para mejorar el éxito de la FIV en una revisión sistemática de ensayos clínicos de alta calidad realizada por un equipo de investigadores del Centro Médico Kaplan de Rehovot y de la HU.
¿Quiénes son los investigadores israelíes?
Dirigidos por la Dra. Devorah Heymann, el equipo publicó sus conclusiones en la revista Human Reproduction bajo el título “El efecto del ácido hialurónico en los medios de transferencia de embriones en los ciclos de ovocitos de donantes y en los ciclos de ovocitos autólogos: una revisión sistemática y un metaanálisis”.
La tendencia en todo el mundo es que las parejas retrasen la formación de una familia hasta que hayan iniciado sus carreras y alcanzado una mayor estabilidad financiera. Esto lleva a las mujeres más allá de sus años de máxima fertilidad, lo que hace que muchas dependan de procesos como la FIV para tener un bebé.
En la FIV, se extrae un óvulo de la mujer, se fecunda en una placa y, unos días después, se implanta el embrión resultante en el útero. Mientras está en la placa, el embrión se mantiene en un líquido, o medio de cultivo, que favorece su desarrollo. Los investigadores demostraron que la adición de AH a este medio mejora el éxito final de la FIV.
Este importante hallazgo fue el resultado de una detallada revisión sistemática y un meta-análisis de los resultados de todos los ensayos clínicos de alta calidad en los que se añadió o no se añadió AH al medio de cultivo. Se analizaron 15 estudios con un total de 4.686 participantes.
“Descubrimos que exponer un embrión a HA durante más de 10 minutos antes de su transferencia al útero aumentaba la probabilidad de un nacimiento del 32% al 39%”, informó Heymann. El éxito más marcado se produjo en los casos de mujeres que tenían un mal pronóstico de éxito.
El aumento de la tasa de nacimientos sólo se observó en los casos en que la mujer se implantó con su propio óvulo fecundado y no en los casos en que se utilizaron óvulos de donante. “Esto podría deberse a que los óvulos de donantes suelen ser de mayor calidad”, explicó Heymann, “ya que el principal beneficio se observó en los óvulos de menor calidad”.
Este estudio, realizado por Heymann y sus colegas, entre los que se encuentran los expertos en FIV, el profesor Zeev Shoham y el doctor Yuval Or, del hospital de Rehovot, se basa en su trabajo para la base de datos Cochrane de revisiones sistemáticas, publicado en 2020, que mostró un aumento general de la tasa de éxito en las TRA cuando los embriones se exponían al AH antes de la implantación.
Aunque el AH se encuentra de forma natural en el tracto reproductivo femenino, su papel en la mejora de los resultados de la FIV no está claro y se necesita más investigación, sugirió Heymann. Mientras tanto, su principal preocupación es que las clínicas de FIV actúen según los resultados de esta revisión. Pero, concluyó, “el ácido hialurónico es caro, y esto podría significar que no se utiliza tan ampliamente como debería”.