Un antiguo agente del FBI ha afirmado haber descubierto la identidad de la persona que traicionó a Ana Frank.
Mientras los militares alemanes ocupaban los Países Bajos en la Segunda Guerra Mundial, los Frank se escondieron en el ático de la oficina del padre de Ana Frank, Otto, en Ámsterdam. Finalmente fueron descubiertos y enviados a campos de concentración, donde murieron Ana, de 15 años, su hermana mayor y su madre, entre unos 6 millones de judíos asesinados por los nazis.
Otto Frank fue el único miembro de la familia que sobrevivió y vio cómo el ejército soviético liberaba el famoso campo de Auschwitz en la Polonia ocupada por los nazis en 1945. Hizo publicar el diario de su hija dos años después y se dedicó a hablar de las atrocidades del Holocausto.
En una entrevista con el programa “60 Minutes” de la CBS, el ex agente especial del FBI Vince Pankoke dijo: “El equipo y yo nos sentamos y recopilamos una lista de formas en las que el anexo podría haberse visto comprometido. Ya sabes, ¿fue un descuido de las personas que ocupaban el anexo, tal vez haciendo demasiado ruido o siendo vistos en las ventanas? ¿Fue una traición?”.
El equipo examinó los registros holandeses, así como los registros de arrestos de la época.
“Los nazis estaban empeñados en librar a los Países Bajos de todos los judíos, como parte de la Solución Final. En 1942, los Frank se encontraban entre unos 25.000 judíos escondidos por todo el país. Los nazis eran fríamente hábiles para hacer hablar a la gente”, dijo.
Pankoke acabó sospechando de Arnold van den Bergh, un destacado empresario judío y miembro del Consejo Judío nazi, cuya familia nunca fue enviada a los campos de concentración.
Según Pankoke, Otto Frank, el padre de Anna, había dicho a los detectives en 1963 que había recibido una nota que identificaba al hombre que traicionó a su familia como van der Bergh. Pankoke pudo localizar al hijo de un detective que había investigado el caso para corroborar que un miembro del Consejo Judío había estado entregando listas de lugares donde los judíos se habían escondido.
Al preguntarle por qué Otto Frank habría mantenido en secreto la identidad de ese hombre, Pankoke conjeturó: “Él sabía que Arnold van den Bergh era judío, y en ese período de posguerra, el antisemitismo seguía vigente. Así que tal vez pensó que si sacaba el tema de nuevo, con Arnold van den Bergh siendo judío, sólo avivaría más el fuego”.
“No hay pruebas que indiquen que él supiera quién se escondía en alguna de esas direcciones”, explicó Pankoke. “Sólo eran direcciones que se facilitaron donde se sabía que había judíos escondidos”.