Una obra teatral que recrea el juicio a Adolf Eichmann, llevado a cabo en Israel en 1961, se estrenó el domingo en el Centro de Historia Judía de Nueva York.
Titulada “El juicio de Eichmann”, la producción se basa en el testimonio de víctimas y las transcripciones del tribunal, y es el último gran proyecto del cantante de ópera David Serero. Serero no solo escribe, dirige, produce y protagoniza la obra, sino que también destacó la importancia de este proyecto para él. “Siempre quise llevar un juicio o un tribunal al escenario”, comentó a The Times of Israel. “El escenario es la sala de audiencias más grande que se puede encontrar”.
La obra, que se presentará hasta el 25 de julio, narra la captura y el juicio de Eichmann, conocido como el arquitecto del Holocausto. Agentes del Mossad lo secuestraron en Argentina y lo llevaron a Israel en 1960. El juicio, impulsado por el primer ministro David Ben-Gurion, tuvo como objetivo educar a la nación sobre el genocidio de seis millones de judíos perpetrado por la Alemania nazi.
En el papel de Gideon Hausner, el fiscal que llevó a Eichmann ante la justicia, Serero se sumergió en los documentos del juicio de ocho meses celebrado en Jerusalén. Este juicio fue seguido por cientos de miles de israelíes a través de transmisiones radiales, y los equipos de noticias estadounidenses enviaban diariamente material filmado para su emisión en televisión.
La filósofa Hannah Arendt cubrió el juicio y destacó la “banalidad” de Eichmann en el estrado. Serero mencionó que uno de los desafíos de la obra fue condensar toda la información en una hora y 20 minutos. “Mostramos gran parte de la estrategia judicial, incluso del lado de Eichmann”, explicó.
David Serero, nacido en París en una familia judía marroquí, ya había explorado la historia judía con su producción de “Anne Frank: A Musical” en 2019. Para “Eichmann”, reunió a cuatro actores adicionales para representar a Eichmann y a otros participantes del juicio. Ben-Gurion pretendía que el juicio a Eichmann se extendiera más allá de las atrocidades cometidas por el exlíder de las SS como gerente de la “Solución Final”.
Trece años después de la creación del Estado de Israel, este juicio permitió a los israelíes comprender en profundidad el Holocausto. Para muchos sobrevivientes, fue la primera vez que compartieron públicamente sus testimonios. De los más de 100 supervivientes que testificaron, alrededor de una docena habían presenciado personalmente las actividades de Eichmann.
“El juicio realmente ayudó a los sobrevivientes a hablar”, dijo Serero. “¿Cómo se cura una nación destrozada? Se le da voz a la gente”, añadió, repitiendo una frase de Hausner en la obra.
El equipo de defensa de Eichmann argumentó que Israel no tenía jurisdicción sobre los crímenes cometidos fuera del país y antes de su existencia. Eichmann insistió en que no era culpable porque estaba “cumpliendo órdenes” en un sistema jerárquico estricto.
“Con esta obra, examinamos la profundidad de la maldad humana y la búsqueda de justicia”, señaló Serero. Israel hizo un gran aporte al llevar a Eichmann a juicio en Jerusalén, en lugar de asesinarlo al capturarlo en Argentina. “Tuvieron el coraje de hacerlo”, afirmó.
La producción concluye con Serero interpretando el himno nacional de Israel, “Hatikva” (“La esperanza”), junto a imágenes de israelíes escuchando el juicio en 1961. “El juicio fue un acto de justicia para la humanidad”, expresó Serero. “Demuestra que, independientemente del tipo de delito que cometas, tendrás que rendir cuentas. Y, sin importar dónde, la libertad siempre triunfará”.