La Corte Suprema de Polonia falló esta semana a favor de una mujer judía australiana que se encontraba en una batalla con la iglesia polaca por el terreno ancestral de su familia cerca de Cracovia, que según ella fue robado por los vecinos y entregado a la parroquia ilegalmente después del Holocausto.
La Cámara de Control Extraordinario y Derechos Públicos del tribunal confirmó el lunes un fallo de seis años de antigüedad a favor de Ann Drillich, que ha estado luchando contra las autoridades religiosas polacas durante años.
La familia de Drillich había vivido en Tarnow durante siglos hasta que la ocupación nazi los obligó a irse a un gueto, donde todos murieron. Sin embargo, la madre de Ann, Blanka, se las arregló para esconderse con la vecina familia Poetschke durante la guerra. El vástago de la familia, Jerzy Poetschke, fue honrado más tarde como uno de los Justos entre las Naciones.
Después de la guerra, Blanka regresó a su casa, pero el antisemitismo en la comunidad la llevó a emigrar a Australia, y Jerzy Poetschke se fue para ocuparse de sus asuntos.
Pero Drillich dijo que la familia se enteró décadas después de que Jerzy traicionó su confianza. Después de la muerte de Blanka por suicidio, vendió parte de la tierra para obtener un beneficio y donó la otra a la iglesia.
Desde 2010 Ann Drillich ha estado haciendo una campaña para recuperar su parcela familiar.
La iglesia alegó que las reclamaciones y documentos de Drillich eran fraudulentos, pidiendo la ayuda del gobierno, con el Ministro de Justicia Zbigniew Ziobro usando poderes especiales para reabrir el caso.
Ziobro es miembro del partido nacionalista Ley y Justicia, polémico por su actitud hacia la historia de la nación durante el Holocausto, y conocido por alentar la indignación pública contra las demandas de restitución de los judíos.
La decisión del lunes, sin embargo, sostuvo un fallo anterior que transfería la propiedad de la tierra a Drillich, cerrando el caso de nuevo y evitando futuras demandas de la iglesia.
Drillich le dijo a The Guardian el año pasado que su reclamo legal sobre su casa familiar la había llevado a ser sometida a repetidos abusos antisemitas por parte de los polacos en los medios sociales y a informes difamatorios en los medios locales. No obstante, dijo al periódico que no lamentaba haber dedicado tanto de su vida en los últimos años a la lucha legal.