Portugal rindió homenaje el martes al ex diplomático Aristides de Sousa Mendes, que desafió a la dictadura de Salazar para expedir visados a decenas de miles de judíos y otros refugiados, salvándolos de los horrores de los campos de concentración nazis.
En su honor, se colocó una placa de piedra en las paredes del Panteón Nacional de Lisboa, que alberga las tumbas de grandes personalidades, desde la conocida cantante de fados Amalia Rodrigues hasta el futbolista Eusebio.
En 1940, como cónsul portugués en la ciudad francesa de Burdeos, Sousa Mendes desafió las órdenes del dictador Antonio Oliveira Salazar y entregó visados a judíos y otras personas que escapaban de los nazis.
En aquella época, los diplomáticos portugueses tenían que pedir permiso antes de conceder los visados a los judíos y otras categorías de solicitantes, pero Sousa Mendes decidió hacerlo sin pedirlo, con gran riesgo personal.
Inspiración
“La persecución no terminó con la Segunda Guerra Mundial… desgraciadamente la historia nos mostró que lo que Arístides de Sousa Mendes tuvo que afrontar sigue siendo una realidad hoy en día”, dijo el Primer Ministro Antonio Costa tras la concurrida ceremonia.
“Él es una inspiración para que mantengamos vivos los mismos valores: la protección de la dignidad de los seres humanos, de las vidas, de los que buscan protección”, añadió Costa.
Los beneficiarios del visado pudieron cruzar a Portugal y desde allí viajar libremente a otros países, como Estados Unidos.
Cuando Salazar, que gobernó Portugal con mano de hierro durante más de tres décadas, se enteró de la desobediencia de Sousa Mendes, le ordenó volver a Lisboa y fue despedido del servicio diplomático.
“Hoy… somos capaces de ver la importancia de lo que hizo por la humanidad”, dijo la investigadora Margarida Ramalho en la ceremonia. “Fue capaz de ponerse en el lugar de otra persona”.
Sousa Mendes y su familia tuvieron que luchar para llegar a fin de mes después de que él se viera obligado a dejar su trabajo, y murió en la pobreza en 1954. Sólo después de su muerte se le reconocieron sus actos para salvar vidas.