El diputado Dan Illouz, del partido Likud, reclamó una reunión urgente al presidente del Comité del Interior, Yakov Asher, para abordar los efectos que las protestas constantes en el centro de Jerusalén están teniendo sobre la vida de los residentes. En su carta, Illouz calificó la situación como insoportable y denunció el impacto grave de las manifestaciones ruidosas e incontroladas en la calidad de vida de la población.
Desde su perspectiva como exmiembro del Concejo Municipal de Jerusalén y actual líder del Lobby for Jerusalem en la Knéset, Illouz expresó su compromiso con los habitantes afectados. Afirmó que miles de personas sufren interrupciones diarias por protestas que ocurren a escasos metros de sus hogares. Mencionó consecuencias concretas como el ruido continuo, bloqueos viales, dificultades para llegar a escuelas y centros médicos, y una afectación directa a los derechos fundamentales de ciudadanos respetuosos de la ley.
Una nueva agrupación civil, llamada “Jerosolimitanos contra las protestas”, surgió en respuesta al malestar. Según Illouz, miles de personas de toda la ciudad se han unido en cuestión de días, exigiendo orden, calma y seguridad básica en sus comunidades. Solicitó además que los representantes de este colectivo participen en la reunión del Comité para presentar sus reclamos directamente.
Aunque Illouz reconoció la importancia del derecho a la protesta, insistió en la necesidad de distinguir entre expresiones legítimas y alteraciones sistemáticas del orden que afectan la vida diaria de miles de personas. Subrayó que el objetivo del debate debe centrarse en lograr un equilibrio entre la libertad de expresión y el derecho a una vida tranquila y segura. Además, propuso discutir medidas para mitigar los problemas de ruido y transporte y analizar la posibilidad de establecer límites claros para las manifestaciones, a fin de que no perjudiquen zonas residenciales.
La convocatoria incluye a representantes de la municipalidad de Jerusalén, la Policía de Israel, los ministerios del Interior y de Protección del Medio Ambiente, así como a los líderes del movimiento ciudadano contra las protestas.
De forma paralela, otro grupo denominado “Jerosolimitanos contra la anarquía” surgió a través de WhatsApp y ya suma 1.500 miembros. Los participantes denuncian una sensación de abandono institucional frente a manifestaciones que, según afirman, están amparadas por la Corte Suprema. Comparan la situación con otras ciudades como Petah Tikva y Ra’anana, donde aseguran que las municipalidades protegieron a sus habitantes durante protestas similares.
El descontento ciudadano apunta también contra el alcalde de Jerusalén, frente a cuya casa se planean nuevas acciones para presionar por una ordenanza municipal que regule las zonas permitidas para protestar. Además, los vecinos preparan una nueva demanda ante el Tribunal Supremo y buscan presionar a la policía para que haga cumplir la normativa que debería garantizar su seguridad, especialmente en barrios como Rehaviya.