La ONU anunció un acuerdo con Siria para reabrir el principal paso fronterizo desde Turquía hacia el noroeste del país por seis meses, una acción vital para las entregas a la región de Idlib.
Entendimiento con Siria para reabrir el paso fronterizo Bab al-Hawa
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, celebró el acuerdo, que fue resultado de conversaciones entre el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, y funcionarios sirios. Se reabrirá el paso fronterizo de Bab al-Hawa, usado anteriormente para el 85% de las entregas a la región noroccidental de Idlib.
Esta noticia sigue a una declaración previa el martes de que Siria mantendría abiertos otros dos cruces, Bab al-Salameh y al-Rai, hasta el 13 de noviembre, prolongando una medida inicial que tenía como fecha límite el 13 de agosto.
En Idlib residen unos 4,1 millones de personas, muchas de las cuales han sido desplazadas por la guerra civil. Cientos de miles viven en campamentos y dependen de la ayuda que llega a través del paso fronterizo de Bab al-Hawa.
Apertura de pasos adicionales y prolongación de operaciones de ayuda
El presidente sirio, Bashar Assad, había abierto los dos pasos adicionales para aumentar la asistencia a las víctimas del terremoto que afectó el noroeste de Siria y el sur de Turquía en febrero. La operación se extendió en mayo por tres meses adicionales.
El gobierno sirio comunicó a la ONU que permitiría el uso de los dos pasos hasta noviembre, un hecho relevante dadas las condiciones que Siria había establecido previamente para la renovación de las entregas a través de Bab al-Hawa, condiciones que la ONU había en gran parte rechazado.
Entre las estipulaciones, Siria insistió en que las entregas de ayuda debían ser en colaboración total con el gobierno y que las operaciones de ayuda debían ser dirigidas por el Comité Internacional de la Cruz Roja o la Media Luna Roja Árabe Siria.
Limitaciones y consideraciones en la coordinación de ayuda
La respuesta de la ONU a las condiciones de Siria enfatizó que la prohibición de comunicarse con grupos etiquetados como «terroristas» por el gobierno sirio, y que las entregas de ayuda debían ser supervisadas por la Cruz Roja o la Media Luna Roja, no eran coherentes ni prácticas, ya que esas organizaciones no estaban presentes en la región noroeste de Siria.
Además, se señaló que la petición del gobierno sirio de que las entregas de ayuda se realizaran en colaboración total con Damasco requería una revisión. La declaración de Haq, portavoz adjunto de la ONU, no ofreció detalles sobre el acuerdo final con los sirios.
Esta decisión es fundamental para el flujo continuo de ayuda humanitaria a una región significativamente afectada por la guerra y desastres naturales, garantizando la asistencia vital a millones de personas necesitadas.