Los 15,5 millones de dólares pagados permiten a Siria acceder a nuevos préstamos para reconstrucción, con foco inicial en electricidad.
Deuda saldada impulsa reconstrucción siria tras 14 años de guerra
El Banco Mundial confirmó que Arabia Saudita y Qatar pagaron los 15,5 millones de dólares que Siria adeudaba, permitiendo a Damasco solicitar nuevos préstamos para reconstruir un país devastado por 14 años de guerra civil. La deuda correspondía a la Asociación Internacional de Fomento (IDA), un fondo del Banco Mundial que otorga préstamos y donaciones a bajo o nulo interés a naciones de bajos ingresos. Este pago, anunciado en abril por ambos países del Golfo, marca un hito para la recuperación siria tras un conflicto que dejó medio millón de muertos y una infraestructura colapsada. El Banco Mundial destacó que el primer proyecto financiado se centrará en mejorar el acceso a la electricidad, un recurso crítico en un país donde el suministro estatal es limitado.
La guerra civil, iniciada en 2011, destruyó gran parte de la infraestructura siria, dejando al 90% de la población en pobreza, según estimaciones de las Naciones Unidas. Actualmente, los sirios reciben en promedio solo dos horas diarias de electricidad del Estado, lo que obliga a millones a recurrir a generadores privados o paneles solares, opciones costosas e inaccesibles para la mayoría. En marzo, Qatar comenzó a suministrar gas natural a Siria a través de Jordania, una medida destinada a aliviar los prolongados cortes de energía. Este apoyo energético, combinado con el pago de la deuda, refleja el interés de los países del Golfo en estabilizar Siria tras la caída de Bashar al-Assad en diciembre de 2024.
El levantamiento de sanciones occidentales, impuestas durante el régimen de Assad, ha sido un obstáculo clave para la reconstrucción. Estas medidas restringieron el acceso de Siria al sistema financiero global, limitando importaciones y transacciones internacionales. Durante una gira por el Golfo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el 13 de mayo en Riad que ordenaría el cese de las sanciones contra Siria, una decisión tomada a solicitud del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman. Trump se reunió con el presidente sirio, Ahmad al-Sharaa, en la capital saudí, marcando el primer encuentro entre líderes de ambos países en 25 años. Esta reunión, facilitada por Arabia Saudita, simbolizó un paso hacia la reintegración de Siria en la comunidad internacional.
La decisión de Trump, que sorprendió incluso a funcionarios de su administración, busca dar a Siria “una oportunidad de grandeza”, según sus palabras en el Foro de Inversión Saudí-Estadounidense. Sin embargo, expertos advierten que el proceso para levantar sanciones, algunas vigentes desde 1979, no será inmediato. La Ley César de Protección Civil de Siria, aprobada en 2019, impone restricciones adicionales que requieren acción congresional o licencias presidenciales para suspenderse. A pesar de estas complejidades, la eliminación de sanciones podría facilitar el flujo de capital internacional, especialmente desde los países del Golfo, hacia proyectos de reconstrucción en sectores como energía, salud y transporte.
Datos clave sobre la reconstrucción siria y el apoyo del Golfo
- Deuda saldada: 15,5 millones de dólares pagados por Arabia Saudita y Qatar al Banco Mundial, liberando acceso a nuevos préstamos de la IDA.
- Primer proyecto: Financiamiento para mejorar el acceso a la electricidad, abordando cortes que limitan el suministro a dos horas diarias.
- Apoyo qatarí: Suministro de gas natural vía Jordania desde marzo para aliviar la crisis energética.
- Sanciones: Trump anunció su levantamiento el 13 de mayo, pero la implementación requiere superar obstáculos legales como la Ley César.
- Impacto económico: El 90% de los sirios vive en pobreza; la reintegración al sistema financiero global es crucial para la recuperación.
Apoyo regional y reintegración internacional de Siria
La caída de Bashar al-Assad, liderada por una coalición rebelde encabezada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS) bajo el mando de Ahmad al-Sharaa, marcó un punto de inflexión para Siria. HTS, disuelta oficialmente en enero de 2025 tras romper lazos con Al Qaeda en 2016, ha buscado presentarse como una fuerza moderada, comprometida con la protección de minorías y la cooperación internacional en la lucha contra el terrorismo. Estas acciones han facilitado la aceptación gradual de la nueva administración siria por parte de actores regionales y globales. Arabia Saudita y Qatar, junto con Turquía, han desempeñado un papel central en estas negociaciones, promoviendo la normalización de relaciones con Damasco.
El pago de la deuda al Banco Mundial por parte de los dos países del Golfo no solo desbloquea financiamiento, sino que también envía una señal a otros donantes y organismos internacionales. La Organización de las Naciones Unidas, a través de su portavoz Stephane Dujarric, acogió con satisfacción el levantamiento de sanciones, destacando su importancia para la reconstrucción y la recuperación del pueblo sirio. Además, el gobierno sirio ha expresado su “profunda gratitud” por el apoyo del Golfo, según un comunicado citado por The New York Times. Este respaldo financiero y diplomático podría permitir a Siria acceder a fondos para sectores vitales, como la reconstrucción de hospitales, escuelas y carreteras, todos gravemente afectados por la guerra.
El interés de Arabia Saudita en Siria también responde a objetivos estratégicos. La monarquía busca contrarrestar la influencia de Irán, un aliado histórico de Assad, y fortalecer su posición como mediador regional. La relación entre Trump y el príncipe Mohammed bin Salman ha sido clave en este proceso, con acuerdos que incluyen una inversión saudí de 600 mil millones de dólares en Estados Unidos y un paquete de armas por 142 mil millones de dólares. Estos acuerdos, firmados durante la visita de Trump a Riad, subrayan la importancia de la alianza entre Washington y Riad en la reconfiguración del panorama político y económico de Oriente Medio.
En Damasco, la noticia del levantamiento de sanciones y el pago de la deuda generó celebraciones. Residentes ondearon banderas sirias y saudíes, reflejando la esperanza de un futuro con mayor estabilidad. “Por 15 años, el mundo nos vio como refugiados. Ahora nos ven como somos”, dijo Hossam al-Khouli, un comerciante de la ciudad vieja de Damasco, a The Guardian. Sin embargo, la transición no está exenta de desafíos. Israel, que ocupa territorio sirio en los Altos del Golán y ha realizado bombardeos recientes, mantiene reservas sobre el nuevo gobierno islamista. Siria, por su parte, ha señalado su disposición a un acercamiento con Israel, lo que podría facilitar una distensión en el futuro.
Perspectivas y desafíos para la recuperación siria
La reanudación del apoyo del Banco Mundial y el potencial levantamiento de sanciones representan un avance significativo, pero la reconstrucción de Siria enfrenta obstáculos complejos. La economía del país está paralizada, con una inflación galopante y un sistema bancario debilitado por años de aislamiento. La población enfrenta dificultades para acceder a bienes básicos, y la dependencia de remesas y ayuda externa sigue siendo alta. Proyectos como el de acceso a la electricidad son un primer paso, pero la escala de la devastación requiere inversiones masivas y sostenidas.
El gobierno de Ahmad al-Sharaa debe demostrar su capacidad para estabilizar el país y cumplir con las condiciones internacionales, como la expulsión de grupos terroristas y la protección de minorías. La comunidad internacional, incluida la Unión Europea, que ha relajado algunas sanciones, observa de cerca estos desarrollos. Mientras tanto, el apoyo de Arabia Saudita y Qatar, combinado con la apertura de Estados Unidos, ofrece a Siria una oportunidad única para reintegrarse al sistema global y abordar las necesidades urgentes de su pueblo.