Rusia lanzó el domingo un ataque aéreo contra una zona cercana a la ciudad siria de Idlib, el último bastión de los rebeldes que intentan derrocar al dictador sirio Bashar Assad, dando inicio a un nuevo año de hostilidades, según testigos y observadores.
Los ataques mataron a tres personas -dos niños y una mujer-, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo vinculado a la oposición cuya financiación no está clara. Los Cascos Blancos, un grupo de voluntarios de la oposición, dijeron que otras 10 personas resultaron heridas.
La ronda de ataques aéreos tuvo como objetivo la aldea de Al-Sheikh Yusuf en el oeste de Idlib, la prisión central cerca de la ciudad de Idlib y la estación de bombeo de agua de Sejer, dijo el monitor. Otra aparente ronda de ataques bombardeó 12 lugares en los alrededores de Idlib, sin que se informara de víctimas.
La estación de agua en particular es un recurso vital para la comunidad, y quedó fuera de servicio por los ataques, según Reuters.
“La continua destrucción de la infraestructura civil sólo causará más sufrimiento a los civiles. Los ataques contra la población civil y las infraestructuras civiles deben cesar”, escribió en un tuit el coordinador regional humanitario adjunto de las Naciones Unidas para la crisis de Siria, Mark Cutts.
Las fuerzas gubernamentales respaldadas por Rusia siguen atacando esporádicamente objetivos en el enclave rebelde de Idlib, en el noroeste del país, pero el acuerdo de alto el fuego se ha mantenido en gran medida.
Israel, que tiene un gran interés en mantener el conflicto lejos de sus fronteras y está preocupado por las operaciones y la influencia iraní en Siria, supuestamente envió aviones de guerra que dispararon varios misiles contra el puerto de la ciudad costera siria de Latakia el pasado martes, causando grandes explosiones e incendios, en el segundo supuesto ataque israelí en diciembre contra la instalación clave.
Durante años, Israel ha evitado realizar ataques contra el puerto de Latakia debido a la gran presencia de fuerzas rusas en las cercanías, a pesar de que Irán supuestamente utiliza la terminal para transportar municiones avanzadas a través de ella a sus proxys en la región, especialmente el grupo terrorista libanés Hezbolá.
La guerra en Siria ha matado a cerca de medio millón de personas y ha provocado el mayor desplazamiento inducido por el conflicto desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, los combates, que estallaron en 2011 tras la brutal represión de las protestas antigubernamentales, han disminuido en los últimos dos años.
El conflicto en Siria causó la muerte de 3.746 personas en 2021, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una cifra significativamente inferior a la de 2020, que ya había registrado el menor número de víctimas mortales de esta guerra de una década. Según sus cifras, 1.505 de ellas eran civiles y entre ellas 360 eran niños.