El jueves, la bandera estadounidense ondeó frente a la residencia del embajador de Estados Unidos en Damasco, un símbolo claro del acercamiento entre Washington y el nuevo gobierno sirio. Este acto marcó un paso significativo en las relaciones bilaterales, en un contexto de esfuerzos por estabilizar la región.
Tom Barrack, embajador de Estados Unidos en Turquía y recién designado enviado especial a Siria, llegó a la capital siria para inaugurar la residencia, según informó la agencia estatal de noticias SANA. Su visita subraya el interés de Washington por consolidar vínculos con las nuevas autoridades de Damasco.
En una entrevista con el canal saudí Al Arabiya, Barrack abordó la guerra histórico entre Siria e Israel, que data de 1948. Calificó la situación como un “problema solucionable” mediante el diálogo y sugirió un “acuerdo de no agresión” para reducir tensiones. Sus declaraciones reflejan un enfoque pragmático hacia la pacificación de la región.
Contactos directos entre Israel y Siria han surgido recientemente, según Reuters. En las últimas semanas, ambos países sostuvieron reuniones presenciales con el objetivo de mitigar conflictos y garantizar la calma en la zona fronteriza, un desarrollo que podría transformar la dinámica regional.
La embajada estadounidense en Damasco permanece cerrada desde 2012, cuando Washington suspendió operaciones tras la violenta represión de protestas contra el régimen de Bashar al-Assad, que desencadenó una guerra civil. Assad cayó en diciembre tras una rápida ofensiva rebelde, lo que abrió la puerta a un nuevo capítulo en la política siria.
La presencia de Barrack y el izamiento de la bandera representan un gesto de reconciliación. Inicialmente, Estados Unidos mostró reservas hacia el liderazgo de Ahmed al-Sharaa, presidente interino de Siria y exdirigente de un grupo insurgente clasificado por Washington como terrorista.
No obstante, la administración del presidente Donald Trump, respaldada por aliados regionales como Arabia Saudita y Turquía, ha adoptado una postura más abierta hacia Damasco. A principios de mayo, Trump se reunió con al-Sharaa en Riad, un encuentro sorpresivo que marcó un giro en la política estadounidense.
Estados Unidos ha iniciado la reversión de sanciones impuestas durante décadas al régimen de Assad, una medida que busca facilitar la transición en Siria. El jueves, el Departamento de Estado emitió un comunicado atribuido a Trump, en el que anunció la designación de Barrack como enviado especial.
“Tom entiende que hay un gran potencial en trabajar con Siria para detener el radicalismo, mejorar las relaciones y asegurar la paz en el Medio Oriente. ¡Juntos, haremos que Estados Unidos, y el mundo, VUELVAN A ESTAR SEGUROS!”, afirmó el comunicado.
En una publicación en X, Barrack expresó su gratitud a Trump por “su audaz visión, empoderando a una región históricamente rica, oprimida durante mucho tiempo, para reclamar su destino a través de la autodeterminación”. Sus palabras reflejan optimismo sobre el futuro de las relaciones entre ambos países.